El obispo de la Diócesis de Zamora, Gregorio Martínez Sacristán, estuvo ayer en Benavente oficiando la misa por los hermanos y hermanas difuntos de las cofradías Vera Cruz, Santo Entierro y Damas de la Luz y de la Soledad. En su sermón, animó a impulsar ese sentimiento de hermandad que se propugna desde las cofradías para ayudar a los más necesitados más aún teniendo en cuenta «los tiempos que corren», según palabras del obispo. Aprovechó también Martínez Sacristán para felicitar a aquellas personas que en estos días llevan la fe «a la calle» a través de las procesiones, sacándola por una semana de los templos.

Niños y niñas tuvieron un papel protagonista en la Eucaristía con la lectura de peticiones o la ayuda de los más pequeños para acercar el vino y el pan que fueron consagrados. El obispo se interesó por la cofradía a la que pertenecían y les dio consejos.

Medallas a los nuevos

Tras la eucaristía tuvo lugar el relevo de los alcaldes caballeros de las cofradías y de la mayordoma de la sección de mujeres. Para finalizar el acto, se impuso la bendición y las medallas a los nuevos cofrades.