Era la de ayer noche tranquila, de tiempo sereno y sentimientos callados. El silencio que ayer llenó la ciudad de Benavente sobrecogió a los vecinos, vecinas y visitantes que vieron la procesión que comenzó pasadas las nueve de la noche. Fueron muchos los que hicieron el juramento en el interior de la iglesia del Carmen para no mediar palabra durante el recorrido de la procesión en las principales cales de la ciudad. Se realizó con solemnidad y respeto, como suele ser habitual, después del la Eucaristía del tercer día de Triduo que comenzó el lunes. Tomás Calero, el párroco habitual de Renueva, ha estado estos días acompañado de Juan Luis Marín Barrios, Delegado Diocesano de Catequesis, que se encargó de la homilía. Según explicó a este periódico, en sus palabras quiso transmitir cómo los cristianos puedan ser «servidores (para llevar el recado de la buena noticia), sirvientes (el que prepara mesa de altar), siervos (el que acompaña a los necesitados)».

Se apoyó en las lecturas protagonizadas por Lázaro, Marta y María, sin faltar la alusión a Betania «que es sinónimo de hospitalidad, de casa abierta disponible a todos. Valores que se deben aplicar también en el siglo XXI», indicó. A continuación señaló algunos «sepulcros donde el hombre contemporáneo puede estar enterrado sin darse cuenta, como por ejemplo la tristeza o la falsedad».

El presidente de la Cofradía del Silencio, Juan Antonio Flórez, destaca de Martín Barrios «que sabe llegar a la gente, algo difícil en los tiempos que corren». El aludido responde «agradecido, pero no es un halago. Yo siempre pienso en el muchacho que estaba en el milagro del pan y los peces. No busco ser más que aquel muchacho que el pan que tiene en sus manos y en su corazón quiere compartirlo».

La Cofradía del Silencio ha sumado este año una decena de personas más que procesionaron junto al resto de hermanos y hermanas luciendo una bandera nueva, elaborada por las monjas Pasionistas de Oviedo y que cuenta con la peculiaridad de estar hecha con un material resistente al agua. Afortunadamente, no fue ayer el día en que se probó el efecto de la lluvia sobre la misma, ya que las temperaturas fueron muy estivales, lo cual hizo que más gente saliera a la calle para seguir la procesión, en la que participó la Banda Maestro Lupi, así como para presenciar los temas interpretados por la Coral de la Iglesia de la Virgen del Carmen de Renueva en honor al Cristo que llegó escoltado por la Policía Local.

La jornada concluyó con una reunión de los cofrades en la sede local para degustar juntos un aperitivo de recompensa.

Hoy jueves Santo, las procesiones continúan. Después de las túnicas blancas y los capirotes rojos le toca el turno al morado y amarillo de la Cofradía titular, la Santa Vera Cruz, y al negro de las Damas de la Luz y de la Soledad y del Santo Entierro que la acompañan.

A las 20.30 horas en la Iglesia de San Juan del Mercado se celebrará la meditación ante la Cruz por parte de los cofrades y a las 21.00 horas está previsto el inicio de la procesión de la Santa Vera Cruz, que discurrirá por la calle Herreros, dará la vuelta por la calle Sancti Spíritus hacia plaza Juan Carlos I y tras cruzar la plaza Santa María atravesará La Rúa para finalizar en la plaza de San Francisco.