El papa Pío VII reafirmó las gracias espirituales e indulgencias para los cofrades de la Virgen de la Soledad y del Santísimo Cristo de Burgos, de los cuatro pueblos, el día 24 de abril de 1804. La realidad es que las originales fueron concedidas por el pontífice Inocencio XI pero se rompieron y quedaron ilegibles en una de las guerras y escaramuzas entre España y Portugal. La devoción ha pervivido durante 301 años.