El conjunto Los Músicos de su alteza inauguran el XIII Festival Pórtico de Zamora el próximo viernes (San Cipriano, 21.00 horas). El director, Luis Antonio González, habla de la trayectoria de la formación y del programa que traen a la ciudad, "Siete Palabras de Cristo en la Cruz".

-Háblenos de su trayectoria personal hasta 1992, cuando se funda Los Músicos de su Alteza.

-Básicamente fue una etapa de formación. Después de terminar mis estudios musicales y universitarios, pasé unos años en Bolonia (Italia), donde me doctoré en 1990, y de regreso me integré en el Departamento de Musicología del CSIC (el antiguo Instituto Español de Musicología). En aquella época de estudiante, formé un grupo con la soprano Marta Almajano, colaboraba con diferentes músicos y me iba curtiendo en recitales en solitario.

-¿Por qué surge la nueva formación?

-Mi interés entonces era el mismo que ahora: revivir lo mejor de la música de los siglos XVII y XVIII con criterios históricamente informados, avalados por la investigación musicológica, pero también y, sobre todo, con aspiraciones artísticas ambiciosas. Por supuesto, me interesaba y me interesa prestar especial atención al patrimonio musical histórico español, aún escasamente conocido y valorado, a cuya recuperación me dedico también como musicólogo.

-¿Qué músicos iniciaron esta aventura con usted?

-El grupo ha tenido varias etapas: una de formación, en la que algunos músicos iban y venían; otra, desde 1996, en que ganamos un concurso en Holanda, en cuya preparación invertimos mucho trabajo y se crearon grandes vínculos de amistad entre nosotros; otra desde 2000, en que nos presentamos por vez primera en formación de orquesta; y la última desde 2007, en que despega seriamente nuestra carrera internacional, grabando para el sello Alpha. El caso es que algunos de los que hoy permanecen en activo en Los Músicos de Su Alteza están aquí desde los primeros conciertos: por ejemplo, Pedro Reula, Pablo Prieto o Eduardo Fenoll.

-Ayúdenos a conocer un poco mejor el grupo.

-Como sucede con muchos grupos dedicados a la música histórica, el nuestro es un conjunto que se presenta en formaciones flexibles, desde un dúo hasta una orquesta con coro, según los programas. Algunos solistas han ido variando a lo largo de los años, como es natural, pero en sustancia recurro siempre a los mismos intérpretes, todos ellos excelentes, con los que además trabajamos muy a gusto. Conocernos bien aporta un nivel de compenetración que creo que se percibe desde fuera. Para este programa venimos con dos grandes sopranos "de plantilla", Olalla Alemán y Eugenia Boix, y con los habituales primeros atriles de la orquesta: Pabo Prieto, Eduardo Fenoll, Natan Paruzel, Pedro Reula y Roger Azcona.

-¿Cómo es el repertorio de Los Músicos de su Alteza?

-Abarca los siglos XVII y XVIII, desde el primer barroco hasta el clasicismo vienés, aunque ocasionalmente hacemos música más antigua, o incluso contemporánea, escrita para nosotros. La idea principal es que la música histórica - o antigua, como se suele decir- no es un objeto de museo, sino algo vivo, que debe sernos útil en la actualidad, conmovernos. No es únicamente un bello producto del pasado, sino un elemento sustancial de nuestra vida presente.

-¿Qué escenarios han sido más importantes para ustedes?

-Todo escenario es bueno si el público es receptivo y se establece una comunicación intensa. Por fortuna, solemos disfrutar de estas sensaciones. De todos modos, hay espacios más inspiradores que otros: iglesias particularmente hermosas, auditorios con una acústica especialmente rica y confortable... La comunicación con el público es lo que puede convertir un concierto en algo memorable. Tengo muy buenos recuerdos de muchos lugares, pero me gustaría destacar un concierto en 2014 en Waalse Kerk de Amsterdam, en el que Gustav Leonhardt fue organista durante años. Tocamos rodeados de un público muy entregado y situado a poquísima distancia. También una actuación multitudinaria en el Festival de Granada. Y recuerdo con mucho agrado nuestro concierto en el Pórtico de Zamora en 2007, vestidos del siglo XVII y ante una escenografía muy evocadora.

-"Siete Palabras de Cristo en la Cruz", un título muy sugerente para el concierto del viernes...

-La obra que da nombre al programa es una composición de Francisco Javier García Fajer, compositor contemporáneo de Haydn que, después de estar un tiempo en Italia, se estableció en Zaragoza y fue maestro de capilla de la Seo durante más de cincuenta años. Es una composición un tanto experimental y muy emotiva. Completamos el programa con dos Lamentaciones de Semana Santa de los hermanos Javier y José de Nebra -este último, famoso vicemaestro de la Real Capilla, y el otro organista en Cuenca- y una curiosa pieza de Santiago Billoni, un italiano que trabajó en Durango, México. Estas obras han sido recuperadas recientemente por varios musicólogos -José V. González Valle en el caso de García Fajer, Drew Davis en el de Billoni y yo mismo en el de los Nebra-, y alguna de ellas permanece inédita.

-¿Dónde se guarda la música barroca?

-Aparte de lugares como la Biblioteca Nacional o la Biblioteca de Cataluña, la mayor parte del repertorio barroco español se conserva en archivos eclesiásticos, tanto en España como en América latina. Es lógico, porque durante aquellos siglos, en el mundo hispánico los grandes y casi únicos centros de producción, consumo, enseñanza y práctica de la música eran las capillas de música. El acervo musical eclesiástico hispánico de esos siglos es enorme.

-¿Por qué cree que en España apenas se ha puesto la mirada en esta música durante mucho tiempo?

-Ha habido especialistas y gente curiosa y que tenía acceso a las fuentes que ya desde mediados del siglo XIX se fijaron en algunas obras y algunos compositores -quizá el primero de estos curiosos fue Hilarión Eslava-, pero todavía no ha habido suficientes investigaciones sistemáticas hechas por personas verdaderamente preparadas. Se ha hecho mucho en el terreno de la catalogación o las ediciones, pero el volumen patrimonial es tan grande, y a veces es tan difícil coordinar esfuerzos entre investigadores y músicos, que queda muchísimo por hacer. Ahora mismo en España hay un auge de la música antigua, sin duda, beneficioso, pero aún falta investigación de base.

-¿Qué opinión tiene del Pórtico de Zamora?

-Es uno de los festivales de referencia en España. Me consta que todo en él se diseña del modo más cuidadoso, y con mucha inteligencia. Es un gran placer regresar.