En el día en que las redes sociales se teñían de los colores de la democracia, reñidos por dominar el espectro democrático en solitario, la Powerfull Color Race dejó claro que la diversión, al igual que muchas de las mejores obras de arte y creaciones del ser humano, nacen de la diversidad cromática. Una realidad que tuvo su reflejo en las orillas del río Duero, escenario en el que un par de miles de zamoranos se refrescaron con las pruebas de agua de una carrera cuyo principal atractivo es atravesar la meta teñido como una empapada versión multicolor de un cuadro de Pollock.

La Powerfull Color Race volvió a ser un éxito. Poco importó que, en esta ocasión, se celebrara el mismo día que las elecciones generales. La participación volvió a reunir a un alto número de jóvenes y adultos, dispuestos a resbalar por lonas, dar grandes saltos entre hinchables o, simplemente, empaparse mientras caminaba.

Los primeros chapuzones hicieron comenzar las risotadas y las fotos entre peñistas y zamoranos, todos dispuestos a combinar sobre sus ropas y piel rojo con azul; el verde con el naranja, el amarillo y el fucsia. No hizo falta más para pasarlo bien superando las distintas pruebas que la organización había distribuido a lo largo del recorrido. Obstáculos relativamente sencillos destinados a rendir culto a la diversión más que a la exigencia física. Entre todas las postas, la participación disfrutó especialmente con aquellas que tenían el agua como elemento principal, necesario para refrescarse y cubrir el circuito sin acusar el caluroso ambiente. Aunque también tuvo buena acogida la nueva prueba con saltos sobre hinchables.

Al final pocos, muy pocos, repararon en el tiempo invertido para completar el trazado. Como quedó claro desde la salida (que se retrasó notablemente), no importaba el ganador ni su marca, sino maximizar la diversión multicolor que propone esta cita.