El esquí es un deporte que exige un buen aprendizaje desde el principio. Por ello, elegir el momento adecuado para el debut en la nieve de los niños y niñas es algo muy importante si no queremos que les produzca efectos contraproducentes.

Cada niño es diferente y, en función de las circunstancias, unos esquiarán antes y otros después. Lo cierto es que hay esquiadores, incluso de competición, que han aprendido a esquiar a edades relativamente tardías. Es muy importante no tener prisa ya que el aprendizaje del esquí a edades muy tempranas requiere paciencia o de lo contrario podríamos conseguir un efecto de rechazo por su parte.

Habitualmente, podríamos apuntar a nuestros hijos a una escuela de esquí o a un jardín de nieve a partir de los 4 o 5 años. Justo a esta edad es cuando los pequeños empiezan su enseñanza obligatoria y van adquiriendo hábitos y rutinas como estar en clase o prestar atención al profesor. A parte, coincide con la etapa en que mejor se adquieren las habilidades motrices, se aumenta el equilibrio, así como la reacción y la coordinación de brazos y piernas. También se produce un aumento de la fuerza y la resistencia de los niños. Así que puede ser un buen momento para coger una base sólida.

Además, es muy importante dejarnos asesorar por profesionales. Los monitores de esquí tienen experiencia en la enseñanza a pequeños y conocen bien su evolución, sus límites y sus posibilidades. A partir de los 8-9 años los niños ganan equilibro, de la velocidad, capacidad de reacción, e, incluso, madurez, así que se supone que deben tener una evolución favorable a partir de esa edad.

Aunque como ya hemos dicho, depende de cada niño, así que ten en cuenta los siguientes consejos:

- El esquí se debe empezar como un juego.

- Hay que evitar los días muy frío al inicio.

- No hay que forzar al niño cuando está cansado.

- No hay que ser muy exigentes al principio.

- Es muy recomendable contratar clases de esquí, bien sean individuales o en grupo.

Y recuerda: no hay una edad perfecta para el debut. El objetivo principal es disfrutar y divertirse y no forzar mucho al niño para evitar las malas experiencias. Así que adáptate a la progresión de tu hijo y con paciencia conseguirás que se deslice por la nieve sin ningún problema.