La ciudad de Toro vive los últimos días de AQVA, la exposición de Las Edades del Hombre. El concierto de clausura, titulado también con el nombre de "Las Edades del Hombre" (Aetate hominis en latín), marcó la primera parte del epílogo del evento que comenzó por allá el mes de abril. Anoche la ciudad se encontraba engalanada para comenzar las exequias de la muestra que ha focalizado todas las miradas durante el periodo estival en la localidad zamorana. Tras tantos meses, la exposición ya había pasado a ser una parte más de Toro, de tal modo que hasta el clima, oscuro y frío, parecía acompañar al lamento de muchos toresanos en lo que son los últimos días de AQVA.

Al concierto que se celebró en la iglesia de Santo Tomás acudieron, amén de todo aquel que se acercó hasta completar el aforo, numerosas personalidades y representantes públicos de la Junta de Castilla y León, el Ayuntamiento de Toro, la Fundación de Las Edades del Hombre y la Fundación González Allende. El acto estuvo dividido en tres partes: una primera donde la banda "La Lira" adelantó dos piezas a modo de presentación; una segunda más institucional donde los representantes públicos dieron paso a sus discursos y una tercera parte que consistió en la interpretación completa de la obra del compositor toresano David Rivas, pieza musical inédita por ser creada ad hoc para despedir la exposición.

La sinfonía de Rivas consta de ocho episodios donde se conmemora constantemente la temática principal de la muestra de Las Edades del Hombre: el agua. En declaraciones previas al concierto, Casimiro García, director de la banda de Toro, afirmó que "la obra de Rivas aborda a la perfección todo el ciclo del agua, con referencias constantes a elementos como las gotas de lluvia o a ríos que desembocan en el mar". Asimismo, García declaró que "es un verdadero honor" para su banda recibir la confianza para participar en un acto de tal envergadura e importancia para la ciudad.

El compositor toresano, de 36 años, utiliza en su trabajo esas referencias al agua para poder "jugar" posteriormente con términos como el alfa y el omega (propios del ciclo del agua) y que tanta relación tienen con la simbología religiosa: la palabra de Dios como inicio de todo o la resurrección como final, tal y como el mismo autor plasma en los 8 capítulos en los que ha dividido la obra. Toda la pieza está sacudida por elementos relacionados con el arte sacro, rasgos propios de la música de la Edad Media y por supuesto elementos espirituales que visten la música con aspectos eclesiásticos.

Sin duda, uno de los momentos más emotivos de la velada de anoche fue cuando la banda interpretó el "Kyrie Eleison" que se tradujo en un ambiente y una sensación solemne que retrotraía a la sobriedad y la pasión con la que se vive la Semana Santa en esta tierra.

Aquellos que no pudieron asistir al concierto de clausura de Las Edades del Hombre tendrán la oportunidad de volver a disfrutar de la composición en la festividad de Santa Cecilia.