"Cuando a Cristo le atraviesan el costado, sale sangre y agua". Agua para el bautismo de los hombres. La espectacular escena del Cristo del Amparo toresano suspendido sobre el altar de la Colegiata de Santa María la Mayor es el punto culminante de Aqva, en un sentido simbólico, no en la cronología del recorrido de la muestra de Las Edades del Hombre. Así lo explica el comisario, José Ángel Rivera de las Heras, quien otorga al Crucificado junto a la leyenda inferior, las primeras palabras del bautismo, la mayor carga teológica y cristiana de todo el montaje toresano.

También es la secuencia que cierra el segundo de los seis capítulos de Aqva, apodado "Preparando caminos". El itinerario, que comienza cruzando el extraordinario Pórtico de la Gloria, alcanza una de las naves completas de Santa María la Mayor. Es un zamorano, José Luis Alonso Coomonte, quien lo inaugura junto a la portada dedicada a María con su "Estela solar", que narra el comienzo del reino de Dios: el caos, la confusión, la vida. Esta segunda parte expositiva se centra en las polvorientas páginas del Antiguo Testamento que hablan del agua y determinan el primer contacto del hombre con la Iglesia: el bautismo.

A partir de ahí, el visitante camina hacia la salvación, con episodios como la creación, la separación del agua de la tierra, los animales que pueblan el medio acuático o el Diluvio Universal. Una escultura en piedra policromada de Noé de generosas dimensiones, venida del catálogo escultórico de la Catedral Vieja de Salamanca, nos habla precisamente del momento en que el célebre personaje reúne a todas las especies engendradas en la Tierra en su gigantesca arca para salvarlas del agua torrencial. El espectador se dará cita con personajes bíblicos como Agar e Ismael, inmortalizados en un lienzo de Pedro Núñez del Valle de 1360, también íntimamente ligados a la secuencia del Diluvio.

Si hay algún instante que el visitante de Aqva espera ese es uno de los más espectaculares, llevado al cine en numerosas ocasiones: el paso del Mar Rojo. Los organizadores de Aqva han tomado nota optando por un formato artístico novedoso, una de las sorpresas de Las Edades. Es un "tableau vivant", una proyección sobre uno de los muros de la Colegiata que engarza personajes de nuestro tiempo en la secuencia en la que el mar se abre para Moisés y los suyos. El ejército del faraón se convierte en tanques de ahora, los judíos en plena estampida se asemejan a los refugiados que huyen de sus países originales para hallar un mundo mejor. Pero hay más: los personajes cobran vida, se mueven? ante la estupefacción del espectador, que incluso puede llegar a sentirse parte integrante de la escena.

Al terminar el Antiguo Testamento, narra José Ángel Rivera de las Heras, aparece una de las obras escultóricas más espectaculares del recorrido, tanto por la factura como la posición, en suspensión, del Crucificado procedente de la iglesia de la Santísima Trinidad de Toro. Cuando el soldado romano arremete contra Cristo con la sagrada lanza, su cuerpo emana sangre y agua? agua del bautismo, plasmada en la leyenda inferior: "Oh Dios, que en tus sacramentos realizas obras admirables con tu poder invisible?". Se trata del momento fundamental de toda la exposición, el final del segundo capítulo y el prólogo del espacio artísticamente más extraordinario de Aqva. Pero eso ocurrirá en el tercer episodio de Las Edades del Hombre.