El escultor zamorano Ricardo Flecha regresa a Las Edades, con la obra "San Julián", la penúltima pieza de Aqva. Antes participó con "Barandales", "Cristo preso" y "La Piedad", representaciones que no dejaron lugar a la indiferencia.

-¿Cuál fue su planteamiento inicial de la escultura?

-Todos los artistas de Zamora hemos querido ser parte de la Semana Santa y eso es algo que impone carácter. Personalmente, nunca estuve cómodo en este ámbito y todavía hoy sigo buscando los caminos que me interesan. Mis primeras obras no seguían un modelo canónico, sino que se salían de la norma y estaban inspiradas en personajes zamoranos. Es el caso de "Barandales", la escultura que hice en 1987.

-Una obra elogiada desde muchos ámbitos...

-En aquella época, el Barandales no era un personaje con el carácter épico actual, sino un ganapanes, una figura denostada que parecía estorbar. Sin embargo, yo siempre lo vi como un símbolo representativo de la Pasión. Era como la propia ciudad de Zamora: una vez al año se vestía de terciopelo para desfilar delante de Cristo Muerto. A raíz de la compra de la escultura por Caja España y la idea de Antolín Martín de hacer un monumento, la visión de la imagen y del propio Barandales comenzó a cambiar. Hoy por hoy, todas las cofradías quieren tener su propio Barandales.

-¿Qué le pareció la incorporación de la obra en la muestra "Remembranza"?

-Fue una auténtica sorpresa. A alguien de la organización debió de gustarle y la incluyó a última hora, porque no estaba en el catálogo.

-¿Por qué no se siente a gusto en la Semana Santa?

-En la experiencia del paso del Entierro intenté ser imaginero y no lo conseguí. La imaginería actual responde al concepto andaluz de una belleza idealizada y eso no va conmigo. El concepto castellano es el de la fealdad, pero entonces te encuentras con las reticencias de las cofradías...

-Pero en Medina del Campo ha encontrado un lugar donde aprecian su estilo...

-Cuando tallé Cristo en brazos de la Muerte la hice para mí, pero vinieron unas personas de Medina y se la llevaron. Después resultó que hicieron una cofradía y sacaron la escultura a la calle. Actualmente ya son más de trescientos hermanos en una Semana Santa donde la hermandad más grande tiene cuatrocientos. Allí están muy contentos y esta es una imagen ante la que sienten devoción, algo que no esperaba.

-En "Passio", la edición de Las Edades de 2011 en las "Medinas", aportó dos imágenes, entre ellas, "Cristo preso", una de sus mejores obras. ¿Cómo resultó la experiencia?

-"Cristo preso" la hice en la Universidad, la expuse en Madrid y se vendió a un coleccionista y desde entonces ha pasado por varias manos. Actualmente también desfila en Medina. Es una imagen que me gusta porque refleja el desamparo de Cristo, con elementos novedosos como la cadena en el cuello y una policromía con elementos de óxido, características que también estaban en La Piedad. Siempre he intentado retomar las obras de Castilla, que no son bellas, son feas, y ahí está el caso de Juni. Pero tienen la unción sagrada que hacen que reces ante ellas. El concepto andaluz solo permite hacer copias y no deja margen a la creatividad.