Si la revolución industrial trajo los fines de semana al ahorrar tiempo de producción, la revolución digital podría alargarlos a tres días. Hoy casi todo se puede hacer desde el móvil y hay robots que ya sustituyen puestos de trabajo. Si podemos hacer lo mismo en menos horas, podríamos librar más tiempo. Son las dos caras de la era digital: nos da herramientas para producir más rápido, pero nos hace más prescindibles. Aunque hay negocios, como la hostelería y el comercio, donde lo ven incompatible.