Seis meses después de la investidura de Mariano Rajoy, el Gobierno del PP se somete este miércoles a su primer gran examen parlamentario de la legislatura, el debate de presupuestos, en el que todo indica que la oposición aprovechará también para castigar al Gobierno por los casos de corrupción.

Más allá del mediático debate sobre el estado de la nación, el Gobierno se enfrenta desde hoy al debate más importante del año a efectos parlamentarios.

Siete enmiendas a la totalidad sobre la mesa y la amenaza de la moción de censura de Podemos que, de momento, ha recibido un sonoro portazo del resto de partidos, pero que puede terminar copando la vida política durante este mes de mayo.

Y es que después de la complicada investidura del otoño pasado, la Ley de Presupuestos marca la acción política de todo el ejercicio y refleja también los apoyos y mayorías con los que puede contar el Gobierno para continuar la legislatura.

Sin mayoría absoluta, el Ejecutivo necesita 175 votos para rechazar las siete enmiendas a la totalidad presentadas por el PSOE, Unidos Podemos, ERC, PDeCAT, Compromís, EH-Bildu y Nueva Canarias.

El PNV, vital para que los presupuestos no caigan en saco roto, todavía deshoja la margarita y, aunque reconoce que hay avances en su negociación directa con Rajoy, no descarta tumbar las cuentas apoyando este jueves las enmiendas en la votación.

Con los nacionalistas vascos, el Ejecutivo alcanzaría esa cifra mágica de los 175 votos para rechazar las enmiendas a la totalidad, aunque de momento sólo tiene garantizados 170 apoyos, los del PP, Ciudadanos, UPN, Foro y Coalición Canaria.

Para el resto de la tramitación de los presupuestos, el PP necesitará un voto más, el 176 que -confía- pueda arrancar al diputado de Nueva Canarias, Pedro Quevedo, por ahora también receloso.

Si de aquí a finales de junio el Gobierno consigue sacar adelante las cuentas de 2017, la primera fase de la legislatura quedaría allanada, a expensas de lo que pueda suceder en las turbulentas aguas del PSOE.

Al margen de la complicada aritmética parlamentaria para aprobar los presupuestos, el debate del miércoles y el jueves de la semana que viene servirá también para que el Gobierno regrese al Congreso de los Diputados después de casi un mes sin plenos y sin someterse a la sesión de control.

Un mes en el que se ha destapado el caso Lezo y se ha visto cómo entraba en la cárcel el expresidente de la Comunidad de Madrid Ignacio González y Esperanza Aguirre se veía obligada a dimitir por tercera vez.

Aunque no está previsto que intervenga Mariano Rajoy, sino su ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, para defender sus presupuestos, nadie duda de que los grupos de la oposición aprovecharán el debate para pedir responsabilidades al presidente del Gobierno como máximo dirigente del PP.

Podemos había pedido incluso un pleno monográfico sobre la corrupción del PP con la intervención de Rajoy y de sus ministros de Justicia e Interior, pero la Mesa del Congreso, con la mayoría del PP, PSOE y Ciudadanos, lo ha rechazado.

Ausencia de control parlamentario y bloqueo de la "triple alianza" que para Podemos hace más necesaria que nunca la moción de censura contra Rajoy.

Pablo Iglesias, que tomará las riendas del debate en nombre de su grupo parlamentario, intentará presentarse como el único partido de oposición al PP en el primer debate de presupuestos de su carrera política.

Un debate que servirá de preámbulo de la moción de censura que prepara su partido y que pretende presentar oficialmente a mediados de mayo, en vísperas de las primarias del PSOE, en opinión de muchos el verdadero objetivo político de esa iniciativa parlamentaria.