CaixaBank ha obtenido en 2016 un beneficio neto de 1.047 millones de euros, un 28,6 % más que el año anterior, un resultado que se apoya en la mejora de los ingresos, la reducción de los gastos y los menores extraordinarios, y que supone rebasar los 1.000 millones de ganancias por primera vez desde 2011.

CaixaBank ha reducido en este período su ratio de morosidad hasta el 6,9 %, dos décimas menos que hace un año, y ha realizado provisiones por valor de más de 1.000 millones de euros, según ha informado hoy al regulador bursátil, la CNMV.

La entidad ha registrado en el cuarto trimestre una provisión adicional de 110 millones de euros para hacer frente a posibles reclamaciones por las cláusulas suelo, que el propio banco retiró en octubre de 2015.

Esta dotación se suma a los 515 millones que ya había reservado para este fin en 2015, lo que sitúa el importe global de provisiones por las suelo en 625 millones, la mitad del impacto total -1.250 millones- que tendría para el banco, según sus estimaciones, la devolución total de estas cláusulas a sus clientes con carácter retroactivo.

Por otra parte, la estimación de la cobertura para insolvencias reduce la necesidad de provisiones de la cartera crediticia en 676 millones de euros, mientras que la aplicación de la Circular del Banco de España ha obligado a la entidad a realizar dotaciones por 656 millones en la cartera de adjudicados disponibles para la venta.

El resultado antes de impuestos de CaixaBank alcanza en 2016 los 1.538 millones de euros, lo que supone un crecimiento del 141 %, y el resultado del negocio bancario y asegurador, excluyendo la actividad inmobiliaria y las participadas, asciende a 1.979 millones.

El beneficio obtenido en 2016, señala la entidad que preside Jordi Gual y cuyo consejero delegado es Gonzalo Gortázar, se explica por la mejora en la evolución de los ingresos y los gastos recurrentes, que permite que el margen bruto se mantenga estable en 7.827 millones y el margen de explotación crezca un 15,3 %, hasta 3.711 millones.

El resultado del último año viene asimismo condicionado por el menor impacto de los gastos extraordinarios respecto a 2015, concretamente un 55 % menos, y la reducción de las pérdidas por deterioro de activos financieros y otras provisiones, que caen un 57,5 %, hasta los 1.069 millones.