El primer ministro belga, Charles Michel, reiteró la posición de Bélgica al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, de que sigue sin poder firmar el acuerdo de comercio entre la Unión Europea (UE) y Canadá, conocido como CETA, según publica la edición digital de La Libre Belgique.

Michel ha comunicado oficialmente por teléfono esa posición a Tusk, según el mismo medio.

El primer ministro belga, además, volvió a afirmar que su país "no está en posición de firmar el CETA", según señaló al término de la reunión de ministros federales y regionales en la que Valonia insistió en su rechazo al tratado.

El Consejo Europeo no se pronunciará oficialmente sobre este nuevo rechazo hasta que Tusk haya hablado esta tarde con el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, según informaron a Efe fuentes comunitarias.

El ministro-presidente de la región francófona belga, el socialista Paul Magnette, dijo tras el encuentro que "en las circunstancias actuales no podemos dar un sí hoy", según recoge La Libre Belgique.

A su llegada al encuentro, Magnette había advertido de que Valonia "nunca decidirá algo bajo presión" y señaló que mientras se impongan ultimatums no será posible "tener una discusión sosegada y un debate democrático" sobre el acuerdo CETA.

"No estamos en contra de un tratado con Canadá, pero no queremos que se pongan en peligro las normas sociales, de medioambiente, la protección de servicios públicos y no queremos tribunales de arbitraje privados en los que las multinacionales puedan atacar a los Estados", añadió.

La Comisión Europea (CE) desmintió que haya dado un ultimátum a las autoridades valonas y belgas para que tomen una decisión este lunes.

"La CE no tiene costumbre de trabajar con ultimatums o plazos" dijo en rueda de prensa el portavoz del Ejecutivo comunitario, Margaritis Schinas, quien también pidió "paciencia" y recordó la disposición del Ejecutivo comunitario a seguir ayudando para facilitar la firma del acuerdo.

La CE tiene previsto rubricar el Tratado en cumbre UE-Canadá que se celebraría el 27 de octubre en Bruselas, aunque este plazo no es vinculante.

Las negociaciones han proseguido durante este fin de semana para tratar de lograr un compromiso que satisfaga a Valonia, región con competencias en materia de política comercial internacional, que debe conceder los poderes al Gobierno federal belga para que respalde la firma del acuerdo.

La situación del CETA, que lleva preparándose siete años, es un duro revés para la política comercial de la Unión Europea en un momento en el que el bloque atraviesa una serie de crisis que han elevado la incertidumbre sobre el proyecto.

La oposición ciudadana a los tratados de libre comercio ha crecido en los últimos meses, hasta el punto de movilizar a miles de personas en diferentes ciudades europeas para manifestar su preocupación porque se conceda demasiado poder a multinacionales y se rebajen los estándares de protección comunitarios.