-¿Se ha terminado la crisis?

-No está previsto por analistas ni por ninguna institución, caídas bruscas del crecimiento, pero sí, de manera clara, una menor expansión el año que viene, que será común para el conjunto de las economías avanzadas y para la UE. España tiene la amenaza latente de la vulnerabilidad de la eurozona con economías que no acaban de repuntar del todo con una tasa de variación de los precios, casi más cercana a la deflación que a la inflación, que hace que las decisiones de gasto se contengan.

-¿La salida definitiva de la crisis pasa por renunciar a la mejora de las condiciones laborales?

-El factor trabajo y las condiciones de los trabajadores menos cualificados se han visto claramente deterioradas porque el desempleo fue elevado al inicio de la crisis, en segundo lugar porque la reforma laboral de 2012 facilitó una mayor flexibilidad en las empresas y el resultado fue que el empleo que se está creando es de baja calidad, dominado por contratos temporales y sobre todo por rentas bajas. Mucho me temo que esto no sea algo circunstancial sino que la propia crisis haya contribuido a resituar y a reducir la capacidad negociadora de los salarios y del empleo en la distribución conjunta de la renta.

-¿Cómo es la situación de la economía española en comparación con el resto de la UE?

-La economía española sufrió la crisis más que la media europea. La caída en el crecimiento y la recesión fue más profunda, el aumento del desempleo y la desaparición de empresas fue muy superior a la media, por eso el repunte está siendo algo más intenso que en el conjunto de la eurozona. Además, la nuestra es la economía europea más dependiente de las importaciones de petróleo, por eso, el mantenimiento de precios en el barril de crudo relativamente bajos, aunque beneficia a todos, beneficia especialmente a la economía española. La política de tipos de interés bajos del Banco Central Europeo hace que las empresas altamente endeudadas se vean beneficiadas de esas condiciones.

-¿Goza de buena salud de la banca española?

-Los test y pruebas de esfuerzo ponen de manifiesto que la capitalización del sistema bancario es suficiente. En general estamos en una posición más firme que el promedio de la periferia europea, pero si en el conjunto de la eurozona la inestabilidad bancaria es la nota dominante, el sistema bancario español seguirá en una posición de cautela a la hora de normalizar su función tradicional que es intermediación.

-¿Cómo influye a la economía la ausencia de gobierno?

-Hasta ahora los resultados económicos no son expresivos de serios problemas. La paradoja es que a pesar de llevar 300 días de interinidad política la economía crece un tres por ciento, la prima de riesgo está en mínimos históricos y el tesoro español se está financiando en las mejores condiciones. Cualquier observador puede deducir que la inestabilidad política puede tener su impacto en la prima de riesgo y que los inversores internacionales van a ver la economía española como riesgosa pero ocurre todo lo contrario porque tan importante como el gobierno nacional es la percepción de que hay un gobierno supranacional para la estabilidad económica y financiera que es banco central europeo. El BCE es una especie de primo de Zumosol que garantiza que a pesar de la interinidad política, la economía española esté asentada. Qué duda cabe que hay sectores económicos dependientes de la contratación pública que sufren esta interinidad pero la tutela del BCE garantiza que no haya amenazas a la estabilidad financiera.

-¿Prevé que el sector de la construcción vuelva por sus fueros?

-No creo que volvamos a ver en la economía española una intensidad en la construcción residencial como la que vimos hasta 2007 cuando se construían más de 700.000 viviendas al año. Sí que hemos empezado a ver, y creo que es saludable, señales de recuperación detrás de una caída muy profunda en el precio de la vivienda, y se han reiniciado obras que estaban paradas. Ahí hay dos factores que influyen. Uno es ese lucimiento de la economía pero un factor que puede seguir asentando una recuperación tibia es la existencia de tipos interés muy bajos. Aquellos que puedan endeudarse lo pueden hacer a tipos de interés mucho más bajos que los que estaban en vigentes antes de 2007.

-¿Preocupa la situación de las pensiones?

-Sí que nos debe preocupar la viabilidad a largo plazo pero eso no quiere decir que esté en peligro, simplemente que se debe afrontar como una de las prioridades políticas más importantes. Lo que se sigue observando es que las bajas cotizaciones a la seguridad social, el envejecimiento de la población española que es superior al promedio de otras economías avanzadas y las expectativas de crecimiento tibio a medio largo plazo no van a garantizar la continuidad de las pensiones en los términos actuales. Es muy importante que las fuerzas políticas acuerden la viabilidad del sistema aun cuando una parte de las pensiones tengan que ser soportadas por los Presupuestos Generales del Estado y eso exige un acuerdo y un convenio similar al que se hizo cuando el Pacto de Toledo. Aunque haya aumentado el número de afiliaciones a la Seguridad Social el importe de esas cotizaciones ha caído. Si además tenemos en cuenta que el ratio entre los jubilados y los que están trabajando es cada vez menor, no queda más remedio que poner soluciones para que no haya un problema en el futuro.

-¿Cómo deben evolucionar las empresas españolas para el beneficio económico general?

-El futuro pasa porque que exista una amplia natalidad empresarial y también porque las pymes quieran dejar de ser pymes. Es necesario que la dimensión media de las empresas aumente para ser competitivos.

-¿Es necesario por lo tanto un cambio de mentalidad en el empresario español?

-Absolutamente. El tamaño de una empresa importa a la hora de acceder a fondos de financiación, a la hora de negociar con el sistema bancario, a la hora de apelar a los mercados de capitales nacionales e internacionales. Por eso creo que las empresas, además de sobrevivir, tienen que ser conscientes de que aseguran una mejor supervivencia si logran tamaños medios superiores. En gran medida es un problema de cultura y de mentalidad empresarial.

-¿Cuál puede ser la influencia real del "brexit" en España?

-Puede afectarnos a medio plazo porque no olvidemos que Reino Unido es una de los principales socios comerciales de España, tanto en la exportación de mercancías donde la economía española tiene un superávit comercial, como en servicios financieros y en turismo. El Reino Unido es uno de los grandes socios turísticos de España. Este verano no estamos sufriendo ninguna consecuencia por el "brexit" sino todo lo contrario, pues han aumentado los británicos que vienen aquí porque hay un desvío de destinos turísticos en relación a otros destinos con más riesgo. El impacto a medio plazo habrá que observarlo en la medida que los acuerdos de Reino Unido con la Unión Europea no faciliten suficientemente la continuidad del comercio. Si el Reino Unido queda comercialmente aislado e inmerso en un proceso de negociación y acuerdos comerciales nuevos, un proceso lento y costoso, las exportaciones en algunas empresas españolas sí que se pueden resentir.

-¿Hacia dónde va Europa?

-La Unión Europea es un proyecto que responde a las exigencias que hoy en día impone la economía y en general la política global. Es mejor hacer cosas juntos dentro de proyectos amparados en la cooperación regional que no proyectos aislados. Es mejor asumir la globalización desde el punto de vista cooperativo que no desde el punto de vista de nacionalismos aislados. Hace falta dotar al proyecto europeo de la agilidad suficiente y sobre todo de la definición de prioridades claras, y una de las prioridades debe ser claramente, mejorar las condiciones del bienestar de la mayoría de la gente. Europa ha perdido renta por habitante por esta crisis. Tenemos un PIB per cápita inferior al que había en 2007. Lo que tiene que haber es una política que siendo compatible con la estabilidad, tenga como prioridad la mejora en las condiciones de vida de la mayoría de la población, la reducción de la desigualdad, fomentar la educación y la investigación. Europa se ha quedado atrasada estos años de crisis en inversión en I+D y ha visto que economías como la china y alguna otra emergente, se situaban por delante.