A punto de cumplir 60 años, Josep Maria Álvarez, el extrabajador de Alstom que ha liderado el sindicato UGT en Cataluña durante el último cuarto de siglo, será quien suceda a Cándido Méndez al frente de la organización con un programa renovador que promueve la democracia interna y la transparencia.

Su candidatura ha contado con el aval de diversos secretarios generales autonómicos y las principales federaciones de UGT, como la del Metal o la de Servicios Públicos, pero también hay quien le ha criticado por no encarnar el relevo generacional que muchos reclaman para el sindicato.

En efecto, Josep Maria Álvarez lleva muchos años -casi 26- como secretario general de UGT en Cataluña, sindicato al que se afilió en 1975, poco después de que se trasladara a vivir a Barcelona y empezara a trabajar en la empresa Maquinista Terrestre y Marítima (actualmente Alstom).

Álvarez nació el 20 de marzo de 1956 en Belmonte (Asturias) y cursó estudios de Formación Profesional en el concejo de Noreña, aunque con 19 años dejó su tierra natal para ir a trabajar a una capital catalana en pleno auge industrial.

En 1976 fue elegido responsable de Acción Sindical de UGT en su empresa, dedicada a la fabricación de trenes, y en 1980 se convirtió en secretario de Organización de la Federación del Metal.

A partir de ese año asumió diversos cargos en el sindicato, hasta que en mayo de 1990 fue elegido secretario general en el VIII Congreso de UGT de Cataluña.

Al frente de la organización autonómica, Álvarez ha destacado por su defensa de la lengua y la cultura catalana, lo que en 2003 le valió el premio de Honor Lluís Carulla, y ha trabajado por construir un marco catalán de relaciones laborales autónomo.

En los últimos años, y ante el proceso soberanista catalán, Álvarez ha defendido el derecho a decidir de los catalanes, una postura que le ha acarreado alguna que otra crítica en el propio sindicato, como la de un afiliado canario que ha presentado una denuncia ante la comisión de garantías confederal por presunta vulneración de los estatutos sindicales por su supuesto apoyo al proceso independentista.

Álvarez, que ya ha dejado claro que seguirá a favor del derecho a decidir de Cataluña aún liderando UGT, ha tenido que hacer frente en la última década a una de las etapas más difíciles que ha vivido el sindicato de Cataluña a causa de la crisis económica y, por ende, también social y laboral.

La central ha visto cómo caía su afiliación en la región por el aumento del paro y la propia dirección tuvo que presentar un expediente de regulación de empleo (ERE) temporal que afectó a más del 60 % de su plantilla para hacer frente a la caída de las subvenciones y de los ingresos por cuotas.

En agosto de 2014, el propio Álvarez fue prejubilado en Alstom, en el marco del acuerdo alcanzado entre la plantilla y la representación sindical para reducir la afectación del ERE.

Firme defensor de las nuevas tecnologías como instrumento de comunicación -fue el primer dirigente sindical en crear su propio blog-, Álvarez era el candidato mejor posicionado para suceder a otro histórico de UGT, Cándido Méndez, como secretario general.

Una vez lograda su aspiración, el sindicalista catalán se propone acometer una profunda renovación en el sindicatoadaptándolo a la nueva realidad económica y social, recortando gastos para que los recursos recaigan en los afiliados y dotando a la organización de "más democracia y transparencia".