El pasado año, tras las elecciones europeas, el Gobierno de Mariano Rajoy apostó por entregar a la Comisión Europea un candidato con perfil bajo con el objetivo de centrar su esfuerzos en que Luis de Guindos fuese nombrado presidente del Eurogrupo. De esta manera, el Ejecutivo optó por proponer el nombre de Miguel Arias Cañete, que fue nombrado más tarde comisario de Energía y Medio Ambiente.

Durante el último año, el Gobierno ha hecho intensas gestiones para asegurarse el voto de los países miembros del Eurogrupo. La intención era que Guindos fuese nombrado presidente del Eurogrupo en la votación con el poseedor del cargo, Jeroen Dijssembloem. Supuestamente, el Gobierno consiguió el apoyo de Alemania, Francia e Italia, tal y como se filtró hace unas semanas.

Sin embargo, España no ha logrado sus propósitos, lo que supone un severo chasco para la posición del Gobierno en las instituciones comunitarias y para el propio Guindos, que ya anunció su intención de no continuar en la vida política después de las próximas elecciones.