El Eurogrupo dio este lunes a Grecia hasta el viernes para decidir sobre una nueva prórroga de la parte europea del rescate al país, considerada como la mejor solución interina hasta un nuevo acuerdo por los socios de Atenas y que asegura cierta flexibilidad a cambio de compromisos.

"Hemos dicho que estamos listos para continuar nuestras conversaciones. Ahora depende de las autoridades griegas decidir si quieren una extensión, si quieren aceptar la oferta de flexibilidad existente en el programa, pero también de dar todos los compromisos", solicitados por los socios, dijo el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, en rueda de prensa.

Los ministros de Economía y Finanzas de la zona del euro, el Eurogrupo, finalizó este lunes con el desacuerdo entre Grecia y el resto de sus socios sobre el futuro de la ayuda financiera al país, después de que Atenas rechazara una propuesta.

Fuentes europeas confirmaron a Efe la finalización de la reunión después de que Grecia descartara una propuesta del resto de los socios del euro que buscaba llegar a un acuerdo sobre el futuro del rescate al país.

Los otros 18 países que junto a Grecia comparten el euro como moneda única propusieron a Atenas que solicitase una ampliación del actual programa de seis meses hasta lograr un consenso sobre una nueva ayuda financiera.

"Sí, lo hemos rechazado. No somos optimistas sobre que se llegue a un acuerdo esta noche", confirmaron a Efe fuentes del Gobierno heleno liderado por el izquierdista Alexis Tsipras.

El borrador con el que se inició la reunión señala que Grecia ha indicado que pretende finalizar exitosamente el programa, teniendo en cuenta los planes del nuevo Gobierno.

Esta frase aparece tachada en el texto, en el que igualmente consta que "Grecia reitera su "compromiso inequívoco de honrar sus obligaciones financieras con todos sus acreedores".

Según el texto de la propuesta, el Eurogrupo estaba dispuesto a aceptar una petición por parte de Grecia de prolongar su actual rescate y apuntaba en concreto a una "extensión técnica de seis meses del actual programa como paso intermedio para trabajar en una solución posterior".

También indicaba que el Fondo Monetario Internacional (FMI) seguiría "desempeñando su papel" en ese nuevo acuerdo.

En paralelo, como ya hizo el Eurogrupo en diciembre cuando amplió el actual rescate europeo hasta el 28 de febrero, los ministros prorrogarían la disponibilidad de los bonos del FEEF en la reserva del Fondo de Estabilidad Financiera del Estado Helénico (HFSF), utilizado para recapitalizar a la banca helena.

En la propuesta se decía que las autoridades griegas se comprometían a garantizar "un superávit primario fiscal (sin el pago de intereses) y financiación apropiados para garantizar la sostenibilidad de la deuda, acorde a los objetivos acordados en noviembre de 2012.

Ello significa que el Eurogrupo no acepta rebajar el superávit primario como exige Atenas.

Además, el texto señalaba que la eurozona da la bienvenida "al hecho de que, en varias áreas, las prioridades políticas de Grecia pueden contribuir a fortalecer y a aplicar mejor el actual programa de asistencia financiera".

También se proponía tratar de "hacer el mejor uso de la flexibilidad existente en el programa actual", pero al mismo tiempo el Gobierno que lidera Syriza hubiera tenido que dar su "compromiso firme de que se abstendrán de (llevar a cabo) cualquier acción unilateral".

El Gobierno de Tsipras pide a sus socios un acuerdo "puente" que sustituya de manera temporal al actual programa, hasta que logre cerrar con sus acreedores un compromiso permanente de cara al verano.

Atenas quiere que este acuerdo puente se financie a través del aumento de la subasta de Letras del Tesoro en 8.000 millones de euros -actualmente el límite es de 15.000 millones- y con los 1.900 millones que el Gobierno reclama al BCE, procedentes del rendimiento de los bonos griegos.

El Gobierno heleno también reclama sustituir parte de las reformas a las que se comprometió el anterior Ejecutivo por otras medidas como modernizar la administración para hacerla más eficiente o reforzar la lucha contra la evasión y el fraude fiscal.

La deuda griega está estimada en unos 317.000 millones de euros, el 185 % del producto interior bruto (PIB).