La planta principal de Campofrío en la capital burgalesa sigue ardiendo, aunque el fuego está controlado y ya no hay riesgo de que llegue al depósito de amoniaco, lo que hubiera provocado una gran nube tóxica, han informado fuentes del Cuerpo de Bomberos, que continúa trabajando en la extinción.

Por la mañana se ven todavía llamas en el interior de la factoría, de donde sigue saliendo una gran columna de humo, mientras se aprecian ya los graves años en la estructura, que hacen que la planta sea irrecuperable.

Los equipos de bomberos y protección civil han seguido trabajando toda la noche, con el apoyo de equipos de generadores eléctricos aportados por el Ejército.

El director general de Campofrío, Pedro Ballvé, se desplazó anoche a la capital burgalesa, donde mantuvo un encuentro con los representantes de los mil trabajadores de la factoría, a los que aseguró que hará todo lo posible para que se pueda recuperar su actividad lo antes posible.

Los miembros de la plantilla están ahora en situación de licencia retribuida, aunque el presidente del comité europeo de Campofrío, Pablo Fraile, no descarta que les puedan aplicar algún expediente de regulación.

El incendio se originó ayer a las 06.45 horas por causas que aún no se han determinado, aunque la hipótesis que se baraja es que pudo tratarse de un cortocircuito eléctrico.

La gran columna de humo y el riesgo de que se produjera la emisión de amoniaco, que es sumamente tóxico, obligó a desalojar a unas cuatrocientas personas de dos barrios próximos a la planta, aunque a última hora de la tarde se comprobó que no había riesgo de toxicidad y se les permitió regresar a sus domicilios.