"Los 80.000 euros que eran mis ahorros de toda la vida y lo que me había dejado mi padre los puse en preferentes. Ahora vivo con 400 euros", ha relatado a Efe Rosa, de Vigo, un ejemplo del millón de afectadas por una práctica irregular que ha facturado cerca de 30.000 millones para algunos bancos y cajas españoles.

"No sabía ni lo que era la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Soy una persona muy normal, llegué a estudiar el bachiller, pero no más. Y mi dinero lo tuve siempre a plazo fijo de un año. Cuando invertí en preferentes, creía que Caixa Galicia estaba simplemente renovando este depósito", explica Rosa.

"Cuando fui a recuperar el dinero, a los cinco años, me dijeron que antes habría que venderlas. Entonces descubrí que no era un depósito a plazo fijo. Esto sucedió en 2008 y desde entonces no he recuperado ni los intereses. Y además, me sucedió igual en Caixa Nova. Me hicieron la misma jugada con la otra parte de mis ahorros", concluye.

La ausencia de cualificación y la falta de información son frecuentes entre las víctimas de las "preferentes", un producto de inversión bancaria legal pero destinado a clientes muy cualificados e informados, con capacidad para calibrar su alto riesgo que algunos bancos y cajas "colocaron" a clientes habituales que confiaban en ellos.

Según la Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros (ADICAE), más de un millón de familias han sido víctimas de esta práctica. Bancos y cajas españoles vendieron desde 1999 hasta principios de 2011 cerca de 30.000 millones en participaciones preferentes a sus clientes sin advertirles de que existía el riesgo de no poder recuperar el 100 % de su inversión y atrayéndolos con rentabilidades superiores que las de los depósitos, según ADICAE.

Así sucede, por ejemplo, en el caso de Rosa: "no tengo ni siquiera los 600 euros que me piden solamente para presentar la demanda", confiesa.

La solución alternativa es aceptar la oferta de las entidades, con frecuencia un canje de preferentes por acciones. Algo así les sucedió a José, de 78 años, valenciano cuyos ahorros procedían de sus 42 años trabajando en una fábrica de café.

Su hijo Ángel ha explicado a Efe que "mi padre tuvo que ir a un canje de acciones porque le dieron un plazo de 10 días después del cual, decían, el dinero quedaba en el limbo".

La entidad era Bancaja, absorbida por Bankia, y cuyas acciones han perdido casi todo el valor: de 3,90 euros por acción en el momento del canje, hoy valen cerca de 0,90 euros. "Los 74.000 euros, el único dinero que tenía mi padre, han quedado, a día de hoy, en 14.000. Entiendo que los bancos quieran ganar dinero, pero no que les roben a los ancianos...", señala Ángel.

La idea de las preferentes es que, cuando el cliente quiere recuperar el dinero, la entidad financiera vende el producto a otra persona, normalmente al mismo precio. Sin embargo, cuando se recrudeció la crisis financiera se redujo la demanda y esto provocó un doble problema: no había compradores para las preferentes, lo que dejaba "atrapados" los ahorros, según las asociaciones de consumidores.