Berlín y París ultiman para principios de 2012 un nuevo pacto de estabilidad bajo la modalidad de acuerdo entre países, frente a la tradicional aprobación por unanimidad en el seno de la Unión Europea (UE), informó este sábado el diario germano Bild.

El rotativo, que cita círculos diplomáticos, explica que esta nueva vuelta de tuerca del eje franco-alemán tiene la doble "ventaja" de ser "más rápido" que un acuerdo que precise la ratificación de los 27 Estados miembros para entrar en vigor y de ejercer una mayor presión sobre los países reticentes.

"Deja menos capacidad de oposición a los Estados miembros escépticos", argumenta el periódico, que agrega que, en caso de emergencia, esta modalidad podría incluso sortear una eventual oposición de la Comisión Europea (CE).

El Tratado Schengen, que permite la libre circulación de personas entre los países firmantes, es un ejemplo de acuerdo entre naciones en el marco europeo, frente a los tratados comunitarios, que corren el riesgo de no entrar en vigor si uno solo de los Veintisiete no lo ratifica.

Según esta información, la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolás Sarkozy, están manteniendo negociaciones secretas y tienen previsto presentar al resto de miembros de la UE este nuevo pacto de estabilidad del euro en la próxima cumbre de líderes, prevista para el 9 de diciembre.

A continuación, instarán a los países de la UE, y especialmente a los 17 socios de la eurozona, a suscribir este acuerdo cuanto antes, con el objetivo de que sea efectivo para principios del año que viene, preferiblemente en enero o febrero.

Así, añade el rotativo, podría calmarse finalmente la situación de alto nerviosismo instalada en los mercados financieros, donde los Estados de la UE cada vez pagan más por colocar sus bonos soberanos, hasta niveles difícilmente sostenibles a medio plazo, como en el caso de Italia y España.

La propuesta de Berlín y París provocará con toda seguridad las protestas de algunos gobiernos de la UE, asegura el diario Bild, que destaca la más que probable queja de Londres, que "no pertenece a la eurozona", pero "no quiere ser dejada de lado".