El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean Claude Trichet, se ha desmarcado del contenido del acuerdo alcanzado el pasado lunes para poner en marcha un nuevo sistema de sanciones contra los países que incumplan la disciplina fiscal. «El presidente del BCE no suscribe todos los elementos de este informe», dice una nota incluida en el documento final acordado por los ministros de Finanzas de los Veintisiete el pasado lunes, y publicado ayer. El acuerdo del lunes, que se limita a establecer los principios generales de la reforma, no incluye algunas de las exigencias que el BCE ha venido formulando en los últimos meses, destinadas a endurecer la disciplina fiscal y los castigos a los infractores. En línea con la Comisión Europea (CE) y Alemania, el Banco Central Europeo había pedido una mayor automatización de las sanciones, de manera que éstas sean menos dependientes del consenso de los Veintisiete.

Sin embargo, un acuerdo alcanzado entre Francia y Alemania, que facilitó el consenso general, diluía esta posibilidad, limitando a su alcance a las ocasiones en las que los Veintisiete ya hayan situado a un país en una posición de déficit excesivo, mediante un voto por mayoría cualificada. Además, los países señalados por su política presupuestaria, contarán con un periodo de gracia de seis meses para corregir su situación, lo que contrasta con los llamamientos a la disciplina efectuados los últimos meses por Trichet, para evitar nuevas crisis de deuda en el continente.

El acuerdo final sí incluye una reiterada demanda del BCE y Alemania, al recomendar una reforma del Tratado de Lisboa para incluir dos aspectos: la retirada del voto a los países infractores y un marco permanente de resolución de crisis.