Topolánek se expresó así en declaraciones a los periodistas a su llegada a la cumbre informal extraordinaria de jefes de Estado y de Gobierno que hoy tiene lugar en Bruselas.

El primer ministro checo, cuyo país preside este semestre la UE, convocó el encuentro con la intención de poner freno a las tensiones entre los Veintisiete por la respuesta a la crisis económica y financiera.

Antes del almuerzo de los Veintisiete, nueve líderes de países del centro y este de Europa (Polonia, República Checa, Eslovaquia, Hungría, Lituania, Letonia, Estonia, Bulgaria y Rumanía), así como el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, han celebrado una minicumbre.

El objetivo de este encuentro paralelo era resaltar la delicada situación económica y financiera que atraviesan estos países, muy golpeados por la crisis internacional y cuyo sector financiero está en algunos casos al borde de la quiebra.

El pasado viernes, el Banco Mundial, el Banco Europeo de Inversiones y el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo acordaron salir al rescate de los bancos de la región, a los que facilitarán ayudas por 24.500 millones de euros.

En cualquier caso, Topolánek se mostró en contra de "separar a algunos países de la UE" y reiteró que los Veintisiete deben dotarse de un enfoque común ante la crisis, y estar preparados para apoyar a cualquier socio, y no especialmente a los del este.