Antes de participar en una reunión con sus colegas de ese grupo de países, previa a la cumbre de los Veintisiete, Gyurcsany se refirió a esas cifras y declaró a los medios que "no podemos permitir que un nuevo Telón de Acero divida Europa en dos".

La propuesta supera con creces la ayuda de 24.500 millones de euros prometida el viernes para los próximos dos años por tres instituciones financieras internacionales: el Banco Europeo de Inversiones (BEI), el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD) y el Banco Mundial.

Hasta la fecha, el primer ministro húngaro había cifrado la necesidad de financiación para la zona en torno a los 100.000 millones de euros.

De los nuevos estados miembros de la UE, Hungría es tal vez el país más expuesto, porque se encuentra en recesión y su moneda, el forinto, se ha desplomado un 25 por ciento en medio año.

En octubre, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Unión Europea (UE) tuvieron que conceder un crédito de urgencia de 20.000 millones de euros para que no declarase una suspensión de pagos.

Más de la mitad de los préstamos a particulares concedidos en Hungría por los bancos -alrededor de 10.000 millones de euros, un 9 por ciento del PIB- están suscritos en divisas extranjera, sobre todo en francos suizos.

Con el paro en ascenso y la devaluación del forinto, se teme que una parte de esos créditos jamás se devuelva.