Durante la inauguración de las sesiones ordinarias del Parlamento, Fernández abogó también por la adopción de políticas macroeconómicas globales que tiendan a levantar la demanda internacional y por un cambio en la formulación de las políticas de los países desarrollados en su relación con los países en vías de desarrollo.

La presidenta argentina afirmó que "lo económico y financiero es sólo la punta del iceberg" del problema y advirtió de que "se tendrá que tener una noción de cooperación y no de subordinación en la formulación de las políticas".

"El Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, tendrán que convertirse en un instrumento de financiamiento, sin condicionamientos, fundamentalmente para las economías emergentes, responsables de las tres cuartas partes del crecimiento de la economía mundial", insistió.

A su juicio, es necesario articular políticas globales porque "será imposible la salida de modelos nacionales. Si la crisis se prolonga en el tiempo terminará impactando a todos los países".

En la cita del G-20, dijo, Argentina pedirá además que se "regule definitivamente a nivel global el sistema financiero y el movimiento de capitales", que actualmente beneficia a los países centrales.

Fernández se refirió también a la situación de Argentina frente a la crisis para recordar que el país completó en 2008 seis años consecutivos de crecimiento económico, con un alza acumulada de expansión del 66 por ciento.

La presidenta aseguró que el sistema financiero ha duplicado su capital en los últimos cinco años y destacó la bajada en los niveles de endeudamiento del Estado y los ciudadanos.

También resaltó la disminución del desempleo al 7,3 por ciento y el récord de 70.124 millones de dólares de exportaciones logrado en 2008.