El MMT Seguros Zamora certificó ayer su participación en la próxima fase de ascenso a la Liga Asobal a falta de cuatro jornadas para el final de la liga regular de División de Honor Plata y lo hizo con esfuerzo. Con trabajo y sacrificio, armas con las que logró apuntarse (29-31) el derbi castellano-leonés frente a BM Nava. Un partido durísimo que cayó del lado zamorano gracias a la sangre fría de los jugadores del equipo pistacho en los momentos decisivos del duelo.

El "triunvirato" formado por Octavio, Jortos y Gastón Mouriño continúa ofreciendo generosos réditos a los Guerreros de Viriato. La prueba es que entre los tres anotaron 21 de los 31 goles que ayer marcó el MMT Seguros Zamora en Nava de la Asunción. Escenario en el que brilló por parte local el expistacho Ismael Juárez, con nueve tantos en su haber.

El partido fue un "toma y dacá" de principio a fin. Hasta el descanso, ninguno de los dos equipos consiguió abrir brecha en el marcador. Aun así, sería el BM. Nava quien haría un amago para lograrlo (7-4, minuto 10). El 0-1 conseguido por Cangiani sería la única vez que el MMT Seguros tomaría la delantera a lo largo de la primera parte.

Después Antonio Llopis se echó al equipo segoviano a su espalda. Él solito anotó tres de los pimeros siete goles del BM. Nava, pero fue un tanto de Darío Ajo Villaraso lo que obligó a Eduardo García a solicitar su primer tiempo muerto.

La charla del técnico, sin embargo, no hizo reaccionar a sus discípulos, aunque bien es cierto que tampoco ayudó la exclusión de Mouriño. Tampoco la irrupción de Juárez en el partido mejoró las cosas. El zurdo fue una pesadilla para la defensa zamorana, que vio como anotaba tres goles en poco más de cinco minutos (12-10, minuto 20).

Sin embargo, el paso de los minutos benefició al MMT Seguros Zamora, que poco a poco encontró las cosquillas de su rival y divisó las zonas por donde hacerle más daño. Fruto de ello, consiguió enjugar su desventaja en el marcador cuando se llegaba al tiempo de asueto (15-15., minuto 30). Octavio conseguía el tanto del empate zamorano a falta de un minuto para el final de la primera parte.

El arranque de la segunda parte fue una calcomanía de la primera, aunque en esta ocasión era el habilidoso Octavio y no el veloz Fafa Cangiani quien ponía a los visitantes por delante en el marcador. Fue lo único similar, porque los discípulos de Eduardo García regresaron a pista mucho más centrados y con una marcha más que un BM Nava que sufría para seguir el ritmo a un equipo dispuesto a pisar el acelerador y enseñar las garras para hacerse con los dos importantes puntos en juego.

El MMT Seguros, pese a elevar su nivel tanto en ataque como en defensa y empezar a encontrar a sus extremos ensanchando el campo, no consiguió despegarse en el marcador durante los diez primeros minutos de la reanudación (20-20, minuto 40). Lo intentó pero Tello lo evitó anotando cuatro goles casi consecutivos para el BM Nava.

Sin embargo, pese a que los segovianos demostraban estar dispuestos a preentar batalla, la calidad de su rival es de sobra conocida y la entrada de Jortos acabó por dar al MMT Seguros el empujón que necesitaba para ver recompensados sus esfuerzos. El capitán visitante destapaba el tarro de las esencias y catapultaba al cuadro de Vriato con dos grandes acciones individuales marca de la casa (23-25, minuto 47).

Habría que sufrir, no obstante, hasta el final. Los locales echaron el resto en defensa y con dos goles de Juárez (siempre fiable contra su exequipo) pusieron un ajustado 25-26 en el electrónico que dejaba las espadas por todo lo alto a falta de ocho minutos para la conclusión.

Era la hora de la verdad y, en estas, la veteranía y categoría de los hombres del MMT Seguros se hizo valer. Jortos, Peli y Mouriño pusieron el lazo al partido con un parcial que permitió al cuadro de García Valiente dejar la contienda vista para sentencia, dando incluso la sensación de haber estado esperado al momento oportuno para poner el choque patas arriba. Y es que, ni siquiera la segunda exclusión de Fernando hizo temblar al MMT Seguros pese a poner pimienta al final del duelo. Choque que ganó el mejor, venciendo además siendo fiel a su estilo.