Ocurrió a principios de marzo, en el gran partido de la segunda vuelta que enfrentaba a MMT Seguros y Atlético Valladolid, con ambos luchando por el ascenso. Los zamoranos se dejaban la piel ante el favorito y, en los últimos minutos, Octavio acusó el esfuerzo con una lesión que le dejó KO. Entonces, el central leonés torció el gesto. Sabía que la dolencia iba a ser grave. Hoy, cinco meses después, se confirma que aquel día en el Ángel Nieto tuvo la peor de las suertes y tendrá que pasar por el quirófano antes de recuperarse por completo.

Octavio, que no es la primera vez que tiene que quedarse semanas y semanas sin jugar, pasó una larga temporada con muletas. Los médicos le desaconsejaban pasar por el quirófano dado que es jóven, deportista y podría recuperarse de la fisura en el peroné que se había producido sin más tratamiento que el conservador. Pese a sus ganas, el leonés ha avanzado poco a poco en su rehabilitación pero seguía sin ver su hueso soldado definitivamente. Por ello, ayer volvía a ser examinado con la única finalidad de saber si para poner fin a su baja debéría pasar por el quirófano o no. Una incógnita que el diagnóstico despejó con la respuesta más cruel posible. Obligando al leonés a someterse al bisturí.

Para sorpresa de propios y extraños, el peroné de Octavio no ha terminado de soldar correctamente tras cinco meses. Un desarrollo de los acontecimientos que nadie se esperaba y que obligará al talentoso primera línea a pasar por quirófano. Una visita que tanto el jugador como su club, Balonmano Zamora, esperan pueda llevarse a cabo cuanto antes. Eso sí, siempre con garantías para aumentar la probabilidad de su total y absoluta recuperación, evitando la posible artritis que hubiera creado hoy por hoy eludir la cirugía.

La estrella del MMT Seguros aspira a regresar cuanto antes al 40x20. Si algo tiene Octavio, es ganas de jugar a balonmano. Por ello, continuará ejercitándose en lo posible a la espera de conocer fecha para su operación y descontar los días de una rehabilitación cuya duración estimada es de dos o tres meses. Un tiempo que obligará al central a perderse todos los encuentros de la pretemporada y el inicio de campaña, pudiendo producirse su regreso en el mes de noviembre. Una espera que jugador, club y aficionados desean que sea corta y merezca la pena.