Sin color. Así fue el partido que disputaron ayer el MMT Seguros y el Amenabar Zarautz. Un choque muy desigual en el que los zamoranos impusieron la lógica clasificatoria sin que hubiera ningún otro tipo de solución posible a la contienda que no fuera su victoria. Un hecho que quedó constatado en el 34-24 que imperó en el Ángel Nieto al final de 60 minutos que, dominados completamente por los "Guerreros de Viriato",, permitieron al cuadro de García Valiente regresar al camino de la victoria.

El MMT Seguros tenía la oportunidad ayer de retomar su mejor versión con la visita del colista y por ello saltó a la pista tremendamente concentrado. Se notó desde el pitido inicial. Especialmente en defensa, donde en los últimos partidos no había estado tan brillante como al inicio de campaña.

Esta actitud sobria, fruto de la necesidad que supone ganar para los hombres de García Valiente quedó clara desde los primeros compases. Con un parcial de 3-0 en el que tuvo especial protagonismo el 6-0 pistacho y un Leo Maciel muy entonado, la contienda comenzaba a desequilibrarse.

Superados los primeros cinco minutos, Amenabar Zaraut abrió el marcador y empezó a marcar su territorio con un agresivo 6-0 que no dudaba en emplearse al límite del reglamento si era necesario. Algo que, unido a los primeros fallos ofensivos locales, permitió a los vascos enmendar su frío inicio (4-3, m. 7), obligando al MMT Seguros a no relajarse. Pero la reacción vasca fue efímera sobre la pista del Ángel Nieto.

Los zamoranos no se amedrentaron. Mantuvieron la tensión inicial y liderados por Jortos, sacaron provecho de la segunda inferioridad visitante obligando a Balenciaga a pedir tiempo muerto (7-4, m. 12).

El receso fue utilizado por el cuadro vasco para empezar a probar su defensa mixta sobre Octavio pero la estrategia no impidió que los de García Valiente, ahora con Guille al frente de la anotación, ampliara las distancias en el electrónico (11-4, m. 16).

Los "Guerreros de Viriato" dominaban la contienda y tenían la ocasión de dejar prácticamente sentenciado el choque antes del descanso. Una oportunidad que no llegó a concretarse pese a que el equipo mantuvo su buen tono hasta el final del primer acto.

Primero una clara exclusión de Andrés Alonso y después otras dos de Alberto Molina y Guille, permitían a Amenabar Zarautz mantener las diferencias en el electrónico en los instantes finales de la media hora inicial de juego. Eso sí, la renta de ocho goles (17-9) con la que terminaron la primera parte los zamoranos parecía más que suficiente para decir que el envite estaba más que encarrilado.

Al descanso, las sensaciones no podían ser mejores. El conjunto "pistacho" imponía su ritmo de juego, defendía con orden y atacaba con acierto. Su juego quizá no reflejaba su máximo potencial pero, desde luego, el nivel que exhibía era muy superior al de un Amenabar Zarautz que se amparaba en la movilidad de Iraeta y el lanzamiento de Torriko y Aguirrezabalaga para no terminar de tirar la toalla.

Bastaba saber cuando acabaría por decidirse definitivamente la contienda. Y la respuesta a esta incógnita no tardó mucho en desvelarse. Apenas cinco minutos después de la vuelta de vestuarios, todos los presentes en el Ángel Nieto tuvieron claro que los dos puntos se quedaban en casa.

Con aún más seriedad que al arranque de la primera mitad, el MMT Seguros inició la reanudación de forma fulgurante. Con buenas defensas y ataques rápidos, tardó cinco minutos en ponerse a más de diez goles de distancia y obligar a su rival a acabar de bajar los brazos (22-11, m. 35). Un esfuerzo que, por contra, tuvo como coste la lesión de Andrés Alonso, uno de los pilares defensivos del bloque.

A partir de ese momento, el ritmo del partido decreció. El MMT Seguros siguió luciéndose con buenas acciones como una gran doble parada de Maciel o buenas combinaciones con Abalós en el pivote para que este demostrara que también sabe hacer goles llegándose a los 14 tantos de máxima (29-15, m. 46). Sin embargo, estas fases de buen juego de todos los jugadores locales se combinaron con varios errores, permitiendo a Amenabar Zarautz exhibir algo de orgullo y maquillar el tanteo. Un marcador que, sin embargo, demostró que la victoria zamorana era cuestión de lógica (34-24).