Reconozco que tras la victoria en Munich del pasado martes he estado algo desconectado del fútbol a causa de mi gran pasión (mayor que la futbolística) el baloncesto y los play-off. Unas series que han metido al Real Madrid en la final a cuatro de Belgrado tras derrotar por 3-1 a los durísimos griegos del Panathinaikos y otra series de ascenso a ACB que en nada inicia el Oviedo Club Baloncesto (OCB) de mi admirado presidente, Fernando Villabella.

Pablo Laso, Felipe Reyes y el renacido Sergio Llull pusieron sobre la pista un gran baloncesto, mucha profesionalidad y ese gen competitivo que todo madridista lleva dentro. El 20 mayo espero poder celebrar la primera copa de Europa de 2018 a la espera de que Zidane y los suyos nos terminen dando un alegrón que hace unos meses (léase antes del partido contra el PSG) era para muchos imposible e incluso entre los culés producía mofa, seguros ellos de que iban a ganar hasta la copa interestelar. Por ahora, se tienen que conformar con la del Rey. Y mira que les duele que sea la del Rey.

Bueno, volvamos de pleno al fútbol. Al Madrid le quedan dos peldaños para levantar la "Orejona" aunque son dos peldaños de categoría. Primero el Bayern en el Bernabéu. No deja de sorprenderme el hecho de que para la prensa deportiva la victoria en Munich llegara con un torrente de críticas al juego del equipo como si ganar en el Allianz Arena fuera lo normal (es cierto, para el Madrid empieza a ser normal, pero sólo para el Real Madrid porque otros blaugranas la última vez que pisaron ese estadio bávaro se fueron con cuatro golitos muy soleados). Como decía, un torrente de críticas de los de siempre que no soportan ver como los merengues avanzan y avanzan en la posibilidad de terminar la temporada "triunfant" .

Pero bueno, da igual, ellos ladran, nosotros? Lo que no se les debe olvidar a los jugadores es que hace menos de un mes el Juventus nos metió tres golitos en Madrid y sólo nos salvaron los muebles Lucas Vázquez y Cristiano Ronaldo con un penalti muy claro. Un penalti que sacó lo peor de un Buffon que parecía un señor y termino como un protestón culé más.

Así que concentración (eso va sobre todo por Marcelo que a veces se olvida de bajar a defender), trabajo, seriedad, vértigo y mucha pegada porque el objetivo de la décimo tercera está a dos partidos y no sólo de sueños vive el hombre, sino también de copas de Europa. Así algún indio, como mi amigo y gran periodista Raúl Molina, podrá insultar a todo lo que lava más blanco subido a su colchón mientras recita en alto aquello de Sabina dirigido a su equipo: "?que manera de palmar".