Dicen que la que ha triunfado en el Campeonato del Mundo en Sala es una nueva y gran generación del atletismo español. Eso esperamos porque no cabe duda de que los jóvenes Peleteiro, Husillos, Ordoñez, etc. atesoran calidad como para rememorar anteriores épocas doradas del rey de los deportes.

Pero para mi, la mayor emoción del Mundial llegó al comprobar cómo varios atletas de nuestra tierra están en ese grupo escogido que comienza a ser historia viva. Oscar Husillos, vencedor moral de los 400 lisos, y Alvaro de Arriba, quinto en el 800, dieron sus primeros grandes pasos como atletas en las filas del Vino de Toro Caja Rural, de aquel verdadero lujo que suponía para Zamora disponer de un equipo en las divisiones superiores del atletismo español. Husillos y De Arriba eran dos de los artífices de aquella época dorada que ahora echamos de menos. De la mano de Sebastián Díez en el club toresano, el velocista palentino y el mediofondista salmantino, se hicieron mayores para dar el salto definitivo a la élite nacional e internacional en la que ya se encuentran. Y su actuación en Birmingham es para que los zamoranos estemos ahora orgullosos de haber contribuído a su formación. Todo el mundo valora que FS Zamora, Zamarat y BM Zamora hayan estado en la máxima categoría nacional de sus respectivos deportes, pero pocos destacan que lo lograse también el Vino de Toro Caja Rural.

Pero aquellos tiempos se han terminado. Con la crisis económica, el club zamorano ha tenido que volver sobre sus pasos, regresar a sus orígenes y olvidarse de los ambiciosos retos de entonces que exigían, no sólo un presupuesto imposible de cubrir actualmente, sino también una infraestructura de club de la que el toresano no dispone. Son tiempos pues de regresar al trabajo con la cantera y a la filosofía de la fabricación propia de futuros talentos que tan buenos resultados le ha dado siempre al club. Una tarea además muy gratificante para sus protagonistas.