Enrique Castro "Quini" vivió el momento más duro de su vida en marzo de 1981. Aquel día, tal y como recuerdan quienes lo vivieron fue un día en el que se vivió una goleada... y un secuestro.

Se jugaba entonces el 1 de marzo de 1981, un encuentro disputado en el Camp Nou que acabó con una tremenda goleada (6-0 a favor de los azulgrana), pero que quedó inscrito en la historia para rescatado de tanto en tanto - casi siempre en algún aniversario con número redondo- por el secuestro de "Quini", delantero asturiano que fue raptado por tres hombres minutos después del encuentro ante los alicantinos.

Tres jóvenes, trabajadores de un taller mecánico, pero que en ese momento estaban en paro, asaltaron a punta de pistola al futbolista a la salida del Camp Nou, lo introdujeron en una camioneta y lo trasladaron a Zaragoza. En pocos minutos, "Quini" pasó de ser aclamado por cien mil espectadores tras anotar dos goles frente al Hércules a convivir con el pánico en la soledad de un zulo durante 25 días.

Quique Sala, guardameta herculano que disputó aquel encuentro, recuerda que fue una de las últimas personas que habló con el asturiano antes del secuestro. "El día anterior, en el entrenamiento, sufrí un tirón que no me dejaba chutar, pero tuve que jugar el partido dado que Amigó, el otro portero, había llegado al club cedido por el Barça, que por contrato, no permitía que fuera alineado contra ellos. Así que jugué el partido y a los 40 minutos ya nos habían metido cuatro goles.

Curiosamente, cuando acabó el partido "Quini" vino a saludarme y me dijo que sabía que había jugado lesionado. Me animó en un momento duro y, lo que son las cosas, una hora después, él sí se disponía a sufrir un auténtico infierno", rememora Sala. El Barça, embalado en ese tramo liguero, encajó mal la ausencia de su goleador y acabó perdiendo la Liga.

Adjutori Serrat, lateral del Hércules, también recuerda la fecha con sentimientos encontrados. "Regresaba al Camp Nou y me emocioné al pisar el campo y escuchar una ovación de la gente. En el partido el Barça nos arrolló, y después me quedé de piedra al enterarme del rapto".

Los secuestradores pidieron un rescate de cien millones de pesetas que debían depositarse en un banco de Ginebra. La policía helvética, en comunicación con la española, consiguió que se alzara el secreto bancario de la cuenta, cuyo titular era uno de los miembros de la banda.

Ese secuestrador viajó a Suiza para retirar parte del dinero depositado por el Barça y fue detenido camino al aeropuerto. El delincuente acabó confesando donde estaba secuestrado "Quini" y delatando a sus cómplices. Así, 25 días después, Quini fue rescatado de aquel zulo en el número 13 de la calle Jerónimo Vicens de Zaragoza.

La sentencia dictada en el juicio por el rapto condenaba a los acusados a diez años de prisión y a pagar cinco millones al jugador. Quini renunció al dinero.