El K4 español que aspira a lograr medalla en los JJOO de Tokio 2.020 en la nueva prueba olímpica sobre la distancia de 500 metros ha iniciado en Trasona (Asturias) la preparación de la embarcación, con seis palistas aspirantes a ocupar las cuatro plazas de la tripulación que pugnará por lograr la clasificación y buscar el podio, entre los que se encuentra Carlos Garrote

El técnico del K-4 500, Miguel García, ha explicado que "ahora mismo hay un K-4 definido (compuesto por los actuales subcampeones del mundo de la prueba: Carlos Garrote, Cristian Toro, Marcus Cooper Walz y Rodrigo Germade) que vamos a intentar mejorar si se puede", en lo que ha vaticinado que será un "proceso largo y exigente".

Los seis palistas integrantes del proyecto del K-4 español finalizan hoy la primera concentración para pasar las Navidades en sus casas y reanudar los entrenamientos el día 8 de enero en Sevilla, donde llevarán a cabo tres periodos de concentración hasta el mes de marzo en busca de una climatología más favorable para realizar el trabajo en el invierno.

Ha reconocido que es una "bendición" dirigir al grupo, integrado por tres campeones olímpicos (Saúl Craviotto, Cristian Toro y Marcus Cooper Walz), un campeón del mundo (Rodrigo Germade), un subcampeón mundial (Carlos Garrote) y un finalista del mundial (Roi Rodríguez), integrantes del grupo de trabajo.

Con la entrada del K-4 500 en sustitución del 1.000 en el programa olímpico, Miguel García ha precisado que la prueba "cambia un montón. Pasamos del K4 que típicamente era una prueba de 1.000 metros con deportistas con condiciones más encaminadas a la resistencia y ahora estamos hablando de una regata de 1.17 minutos, en la que las condiciones del competidor cambian bastante. Necesitamos potencia, velocidad, resistencia y mucha fuerza, es un mixto entre el 200, el 500 y palistas que estaban trabajando bien en 1.000 metros con condiciones anaeróbicas que se pueden acoplar al nuevo barco".

Miguel García, el técnico ganador de cuatro medallas olímpicas en Pekín, Londres y Río, ha enfatizado que la nueva prueba olímpica es "muy ilusionante", y ha apuntado que para el público es "muy espectacular y muy explosiva con mucha igualdad, que va a enganchar al espectador".

"Me resulta bastante complicado hacer una elección porque es una bendición pero, a la vez, tener tantos deportistas con tan buenas condiciones complica el proceso, aunque estamos contentos por tener tan buenos miembros. Cuanto más igualado esté el proceso quiere decir que posiblemente el resultado final sea mejor", ha dicho.

"Si se pueden mejorar los resultados, se hará y si no se tirará con esta embarcación. En cualquier caso, tanto los que están dentro como los que están fuera saben que hay cuatro plazas en juego y que tienen que hilar muy fino para ganarse ese puesto" explicaba Miguel García quien apuntaba a la competición internacional para definir la embarcación. "A partir de ahí iremos buscando nuevas sedes entre Madrid y Asturias para preparar las competiciones del mes de mayo, que son las Copas del Mundo, y el Europeo de junio. Estas competiciones las vamos a utilizar como proceso de selección para ver un poco qué embarcación vamos a ir definiendo, sacarla al extranjero a competir con los rivales y a partir de ahí mantenerla o intentar mejorar de nuevo. Vamos a hacer un proceso largo que va a ser muy exigente, que tenemos bastante claro como queremos que sea".

Saúl Craviotto, por su parte, mostraba su ilusión con el nuevo periodo olímpico: "Vengo muy ilusionado a esta nueva temporada después de un año en el que junto a mi entrenador decidí tomar un año de descanso, aunque seguí entrenando y no perdí nunca vinculación con el piragüismo, si bien preferí descansar porque llevo 17 años sin descansar. Creo que me hacía falta descansar, no solo el físico sino también la mente. Me ha venido muy bien el parón. Este año he empezado con ilusión y con ganas desde octubre. Es un proyecto ilusionante".

El K-4 español aspira a reencontrarse con el podio en Tokio 44 años después de haber logrado la medalla de plata en Montreal'76, entonces sobre la distancia de 1.000 metros, con la que Herminio Menéndez, Luis Gregorio Ramos Misioné, José María Esteban Celorrio y José Ramón Díaz Flor obtuvieron la primera medalla de las 16 que convierten al piragüismo en el segundo deporte español más laureado tras la vela, que suma 19 metales en la historia de los Juegos Olímpicos.