El VAR (video assistant referee) casi no se ha implantado en el planeta fútbol y pasa por ser ya un almacén de carcajadas, pérdidas de tiempo y desbarajustes mayúsculos que lo único que consigue es sembrar el desconcierto y la inseguridad en el juego y entre los aficionados en el campo y en el televisor. No hablamos de los comentaristas que muestran casi siempre (el miércoles y el sábado en La 1 lo demostraron) no estar atentos al juego y sí a sus papeles o a cualquier otra cosa.

El pasado miércoles se anuló un gol a Cristiano Ronaldo en la semifinal del Mundialito por fuera de juego. El portugués pidió el VAR pero el árbitro le dijo que no porque, al parecer, él ya había pitado el fuera de juego y, en esos casos, prevalece la decisión arbitral, según el reglamento de la citada maquinita. Es decir, que si el árbitro pita, toma una decisión, no se aplica el uso del VAR pero si no pita, que también es tomar una decisión, entonces se puede hacer uso del artilugio diabólico. Que me lo expliquen.

En la final del pasado sábado contra Gremio de Portoalegre, un central brasileño le hizo una entrada a Cristiano en el minuto 2 de roja directa, e incluso con pena de cárcel si me apuran y pese a las protestas de los jugadores madridistas el árbitro se hizo el loco y terminó minutos después sacando la primera amarilla del partido a un jugador blanco, cosa normal porque suele ocurrir con el Madrid. O sea el árbitro tomó la decisión de no sancionar con roja. El caso es que ayer en el Milán-Udinese el árbitro, que ya había pitado una falta sin consecuencias, es decir, según la FIFA ya había tomado una decisión, al requerimiento del encargado del VAR (otro árbitro) se fue a la pantalla y rápidamente expulsó al milanista Suso por una entrada alevosa a un jugador del Udinese. Esto parece como aquella frase de Groucho Marx: "Yo tengo unos principios pero si no les gustan tengo otros". Viva la FIFA.

Más allá del lío arbitral, un clásico. El Real Madrid ganó el ahora Mundialito antes Copa Intercontinental y agranda su leyenda, que ya es agrandar. El Madrid de Florentino Pérez, el mejor presidente blanco detrás de don Santiago Bernabéu de Yeste, lo ha ganado casi todo estos últimos años, principalmente con Zinedine Zidane a la cabeza, pero aun así se le niega pan y sal, sobre todo al francés, al que al menor descuido se le "recuerda" que es un alineador y no un entrenador como si ganar dos Champions en año y medio lo hubiera hecho mucha gente. ¡Anda! Creo que ni Guardiola. ¿Será posible que el francés se atreva a superar a aquel que mea colonia aunque sea de la de a tres euros? Eso no lo llevan los valdanistas, segurolistas y demás -istas del planeta blaugrana. Es más, defienden a Benzema a capa y espada así que, por favor, Florentino véndelo ya.