Dice un amigo columnista político que sabe de fútbol el doble que yo, o sea nada de nada, que el sábado durante la primera parte de la goleada al Sevilla el Madrid fue "vertical, contundente y rápido. Sin Isco. Igual que en Chipre. Resultado similar". Interesante reflexión con la que estoy de acuerdo sólo a medias pero que abre un interesante debate sobre el fútbol preciosista o el más incisivo y directo.

Aunque el debate está ahí. Para unos la línea recta en fútbol es la más corta distancia hacia el gol, para otros un sinuoso camino de pases y más pases asegura la victoria y además te impide sobresaltos en defensa porque si tú tienes el balón no te pueden chutar a puerta. Léase la gran España que creó Luis Aragonés.

Pese al debate, yo creo que el problema del Madrid con o sin Isco no tiene que ver con las diferentes escuelas futbolísticas, más bien diría que tiene que ver con que el malagueño ha sido captado por el reverso tenebroso del halago y ahora ya quiere ser el niño en el bautizo, el novio en la boda y el muerto en el entierro. Eso no es bueno para el Madrid. Francisco Alarcón tuvo tres meses finales de la pasada temporada primorosos y otros dos de principio de esta temporada también sonados. ¿Por qué ha bajado? Creo que porque antes levantaba más la cabeza, utilizaba el gambeteo como recurso para salir de situaciones complicadas y soltaba el balón rápido, lo que provocaba desconcierto en el medio campo y la defensa contraria gracias a su gran movilidad que añadía a la velocidad del balón en la circulación. El resultado es que entraba por la izquierda, por la derecha o por el centro como un estilete obligando a las defensas a desplazarse según su posición y así abrir huecos a los demás que recibían en ventaja.

El caso es que Isco es tan bueno, tan bueno que hasta cuando juega mal huele a colonia y sólo esperamos los madridistas que vuelva por sus fueros, que siga corriendo para defender, que salga de los problemas de la presión con esa clase inconmensurable y que suelte rápido la bola como si fuera Kroos para que entre su calidad y la velocidad de Ronaldo podamos ganar la Copa, porque la Liga y la Champions están ya aseguradas.

Antes de cerrar este artículo sólo una cosa más que me parece que no he dicho hasta ahora y que es fundamental para que el Real Madrid vuelva a pasar por encima de sus rivales: hay que vender a Benzema.