Sergio Ramos estará diez días de baja como consecuencia del golpe en la nariz que sufrió en el partido del sábado frente al Atlético de Madrid. Las pruebas médicas realizadas ayer confirmaron que sufre "una fractura del hueso propio de la nariz". El defensa no se operará y tendrá que jugar con una máscara protectora frente al Athletic, tras descansar en los partidos de esta semana frente al Apoel Nicosia y el Málaga.

Con el empate del sábado en el Wanda Metropolitano, el Real Madrid pasa de firmar un récord de triunfos consecutivos fuera, trece, a dos jornadas sin ganar lejos del Bernabéu. La derrota en Gerona y el 0-0 del sábado complican aún más las opciones de revalidar al título, a diez puntos del Barcelona tras disputarse tan solo doce jornadas. El nuevo reto para los jugadores de Zinedine Zidane es remontar una distancia que nadie logró en la historia de la Liga.

La oscuridad de Benzema y Cristiano. Ni un solo intento de disparo del 9 del Madrid, un Benzema que tampoco aportó en otras facetas. Sumada a la ansiedad de Cristiano Ronaldo, atenazado por marcar un solo tanto en Liga y acelerado en las ocasiones de las que dispuso, el equipo de Zidane echa en falta los goles de sus referentes. El portugués está sin chispa, como se vio en una carrera con Juanfran que de haber ganado le habría dejado mano a mano con Oblak; y lento en el remate, como cerró el partido en una clara oportunidad. 365 minutos sin marcar es una losa.

Casemiro al rescate. Hasta diez robos de balón realizó Casemiro, manteniendo siempre el equilibrio del Madrid gracias a su sentido táctico. Las coberturas a sus compañeros fueron clave para la estabilidad defensiva. Sin Sergio Ramos en la segunda parte, asumió el liderazgo en cuanto a capacidad de mando y carácter en los duelos.

Isco, muy solo. El fútbol del Madrid ha pasado a tener una excesiva dependencia de Isco, el futbolista que tira de personalidad para ser el gran referente y echarse a su equipo a la espalda. Dio 69 pases buenos de 78 intentos y los incompletos llegaron en la zona de peligro, donde no estuvo respaldado por los dos puntas.

Tardó 76 minutos Zidane en hacer un cambio que modificase el panorama y aportase algo en el aspecto ofensivo. El del descanso fue obligado y nada hizo cambiar la idea inicial, ni siquiera los minutos de arreones rojiblancos. Entró tarde Marco Asensio, a falta de 14 minutos, y se quedó un tercer cambio sin hacer.