Leganés (Madrid),

Mateos Gil

El Barcelona demostró que también sabe sacar adelante los partidos que exigen solvencia y, ante un Leganés valiente, logró el triunfo de la mano de un inspirado Luis Suárez, que recuperó su olfato goleador y anotó un doblete. Apoyado en el uruguayo y las paradas de Ter Stegen, los azulgranas mantuvieron su línea ganadora para afianzarse en el liderato.

Ernesto Valverde puso en escena el mismo once que venció al Sevilla en el último encuentro. El Leganés, que encadenaba dos derrotas seguidas, situó al marroquí Amrabat como el principal referente ofensivo en una alineación titular a la que volvía Rubén Pérez tras cumplir la sanción de un partido.

El Barcelona salió con ganas de hacerse con la posesión y construir desde la tranquilidad ante un Leganés que apostó por juntar sus líneas renunciando a la presión alta. Ese planteamiento, unido a un buen ejercicio de las coberturas defensivas, le funcionó al anfitrión y poco peligro pudieron crear los azulgranas en los primeros veinte minutos. Tal como transcurría el encuentro daba la sensación de que los visitantes iban a tener que meterle más ritmo al juego si querían los tres puntos, pero una acción aislada lo evitó.

La jugada nació de un pase diagonal a Alcácer en el costado derecho del área. El delantero azulgrana golpeó el balón y el efecto desconcertó a Cuéllar, quien despejó como pudo y lo dejó muerto. Lo cazó Suárez, que puso por delante a los suyos y acabó con una racha de cinco partidos sin marcar.

Llegó el descanso y lo aprovecharon los locales para mutar su aspecto. Beauvue apareció en lugar de Eraso y se situó en ataque acompañando a Amrabat. De esa manera, el sistema pasó a contar con cuatro centrocampistas, a veces alineados y a veces en rombo.

Esa modificación, unida a un momento de letargo del Barcelona, pudo suponer un disgusto para el líder. Comenzaron a sucederse los acercamientos y el más claro fue un mano a mano de Beavue que terminó con un lanzamiento demasiado centrado. Alcácer, con un cambio de ritmo, desmontó a la zaga local por una banda y lanzó un potente disparo que rechazó Cuéllar con apuros. Pero entonces apareció una vez más Suárez para llevar el balón a la red. En los últimos instantes Messi protagonizó primero una cabalgada con epílogo de zapatazo que desbarató Cuéllar. El guardameta, atento, sacó también el posterior tiro de Suárez. Más decisivo fue el argentino en su último intento del partido. Tras batallar hasta la extenuación por un balón inofensivo, logró rescatar un pase para que Paulinho lo empujara a gol para el 3-0 definitivo.