Duelo de gigantes en un Ángel Nieto que se comienza a habituar a vestirse de gala con la presencia de la afición del Atlético Benavente hace quince días y del Albense ayer. Se mascaba la importancia del partido desde el inicio, con dos conjuntos muy presionantes que no querían ceder ni un ápice de terreno al rival.

Estaban los zamoranos ligeramente mejor plantados en el terreno de juego y eso obligaba a Miguel a hacer alguna intervención de mérito para mantener el resultado inicial. El partido se iba a dirimir por detalles y Sergio Simón logró la primera ventaja cuando forzó un penalti por mano cuando el portero ya estaba batido. El benaventano no falló y puso por delante a su equipo.

La intensidad del encuentro era tal que, a siete minutos para el descanso, ambos conjuntos estaban con cinco faltas y tenían que tener mucho cuidado para no vivir un doble penalti en contra. Aprovechando esa pequeña debilidad defensiva, Cristian hizo una gran jugada personal que, pese a rozarla Marco Mandado, mandó el partido de nuevo al empate. La polémica llegaría cuando los colegiados anulaban un gol legal de Marco Mandado por una inexistente falta de Sergio Hernández, lo que se convertía en un doble penalti en el otro lado que Berti convertía en gol.

No cejaron ahí las decisiones arbitrales controvertidas ya que, con un jugador salmantino en el suelo, el FS Zamora aprovechó para sacar y marcar gol, de nuevo anulado por los colegiados. En esta ocasión, y tras pedir perdón por el error, el doble penalti tampoco lo falló Sergio Simón, devolviendo la igualada al electrónico tras dos minutos locos.

Sin mucho tiempo para respirar, la presión de Pibe en el cuadro verde permitió robar un balón a Jaime y poner de nuevo, por delante, a los suyos.

En la reanudación, tras unos primeros compases en los que el partido no pisó las áreas, Sergio Simón se volvió a inventar un par de jugadas. La primera para rematar fuera tras irse de su par; la segunda para cederle el balón a Matos para que este pusiera la igualada. Todavía tuvo tiempo para inventarse una tercera jugada de ensueño que también se le fue fuera.

El gol le vino muy bien a los zamoranos, crecidos y en busca de una nueva victoria en el Ángel Nieto. Sergio Hernández, en una jugada de pivot clásica, se revolvió en el área y puso por delante a los suyo.

En los compases finales apareció el mejor arma local, la defensa del portero jugador para pasar de un resultado apretado a una victoria contundente frente al líder.