Probó con el judo y con el fútbol, pero eligió el baloncesto. O el baloncesto le eligió a él. Con solo 24 años, Javier Cardito (Plasencia, 1993) acaba de iniciar su décima temporada con minutos entre LEB Plata y Liga EBA. El base extremeño, admirador de Pepe Sánchez y de José Manuel Calderón, debutó a los quince en la categoría en la que milita actualmente y, desde entonces, suma más de 150 partidos entre el equipo de su tierra y el Aquimisa Queso Zamorano. Cinco campañas en cada lado, viajes de ida y vuelta y un corazón dividido que este sábado, en el enfrentamiento de su pasado y su presente, será de color blanquiazul.

Pero aún es miércoles. Pasan unos minutos de las once y media de la mañana y la actividad habitual invade el Ángel Nieto, por fin con canastas. La derrota en Morón de la Frontera aún escuece, pero la perspectiva del enfrentamiento ante el Plasencia, en apenas cuatro días, centra ya la atención de la plantilla del Aquimisa Queso Zamorano, especialmente la de Javier Cardito que, antes de ponerse a hablar de lo suyo, observa los últimos minutos del entrenamiento del Quesos El Pastor. "Con Lucas no hay problema", señala antes de iniciar la charla aún con las naranjas sobre la pista. Efectivamente, no lo hubo.

Sin necesidad de demasiadas preguntas, Cardito lo deja claro: "Tengo muchísimas ganas de jugar contra Plasencia, pero no solo por la connotación personal, también porque es un encuentro crucial para nosotros y tenemos que coger buenas sensaciones", explica. El base extremeño es consciente de que, tanto él como el grupo, deberán "controlar los aspectos emocionales" para "competir los 40 minutos" ante un rival que ha ganado dos de los tres partidos disputados hasta la fecha. El Aquimisa Zamorano, penalizado por el calendario, aún no conoce la victoria: "Hay que ir sin miedo", advierte.

No hubo regreso

Durante el verano, la hipótesis del regreso de Cardito a Plasencia sonó con fuerza. Algunos medios locales publicaron informaciones al respecto y la lógica invitó a muchos a pensar en un fichaje que, por lo económico y lo sentimental, habría parecido factible: "Lo sabe todo el mundo en Plasencia y aquí lo dejé claro también. La clave fue que Saulo confió en mí, quería tenerme en su equipo y yo acepté desde el primer momento. No podía intentar negociaciones por mucho que mi corazón a lo mejor lo quería. Estaba claro que iba a jugar en Zamora", recuerda el "12" blanquiazul.

Así pues, la confianza de Saulo Hernández convenció a Cardito para seguir en el proyecto. Su buen "feeling" con el entrenador ha marcado esta etapa de crecimiento en Zamora: "He tenido una relación muy buena con él desde el primer día. Es un técnico totalmente apto para LEB Plata, LEB Oro... y podría estar donde él quisiera, pero por motivos personales y laborales no es posible. Ha sido el mejor entrenador que he tenido nunca y me sigue enseñando las mismas cosas ahora que con 18 años", asegura el base blanquiazul. Sobran las palabras.

Amarrado al proyecto encabezado por un hombre que fue base antes que técnico, Cardito ha ido creando un vínculo con una ciudad en la que está "encantadísimo" a pesar del frío: "La gente tiene una cosita que es muy agradable. Cada año introduzco más personas entre mis amistades y estoy segurísimo de que es y será mi segunda casa", indica el placentino.

Después de sufrir el año pasado una lesión que le apartó durante la primera vuelta, el base blanquiazul se siente ahora "cerca del 100%" y con ganas de competir y de arrastrar a más público al Ángel Nieto, sobre todo a "niños" que quizá le tengan como el referente que él vio entre los jugadores del Plasencia de LEB Plata, más tarde sus compañeros; el sábado, sus rivales.

Pero sigue siendo miércoles y es momento de entrenar. Breve charla con Saulo, unos lanzamientos a canasta y los primeros ejercicios con la pelota: "Como si fuésemos jugadores de baloncesto, bromea el entrenador blanquiazul. Los zamoranos buscan la primera victoria; Javier Cardito, además, ganar su derbi particular.