Fue un mito del Real Oviedo, pero también el director de orquesta de uno de los mejores equipos que ha tenido el Zamora en toda su historia. La familia carbayona despide hoy a Toni Cuervo, que falleció el sábado a los 85 años después de una vida ligada al conjunto azulón, pero con un pasaje de dos años que marcaron al equipo de la capital del Duero. Sobre todo el segundo, el correspondiente a la campaña 81-82, cuando los rojiblancos rozaron con la punta de los dedos el ascenso a Segunda.

Toni Cuervo fue el técnico de aquel Zamora CF formado por Merino, Pablo, Lacasa, Montes, Atilano, Coria, Garre, León, Nuevo, Lizoain y Mateos, una formación mítica que se mantuvo invicta durante las quince primeras jornadas del campeonato liguero y que vivió tardes inolvidables en el Ramiro Ledesma.

Entre ellas, aquel 4-0 al filial del Athletic de Bilbao, un equipo en el que jugaban, entre otros, los hermanos Salinas o Rubén Bilbao. También el 2-0 al Palencia a principios de enero, un choque en el que prácticamente se sobrepasó el aforo del estadio y en el que el Zamora CF tumbó a uno de sus rivales por el ascenso a pesar de jugar una hora con un hombre menos.

Sin embargo, precisamente ante el Palencia en el partido de vuelta, el Zamora CF enterró sus opciones de ascenso con una derrota igualmente por 2-0 que lanzó a los morados hacia la categoría de plata y dejó a los rojiblancos sin sueño. Los problemas económicos impidieron además que aquel proyecto tuviera continuidad y el club se vio obligado a aceptar un descenso a Tercera ante la delicada situación financiera que atravesaba.

Tras este triste final, Toni Cuervo abandonó el club y no volvió a entrenar más: "Pasé dos años muy buenos", aseguraba el propio técnico al recordar esta etapa en declaraciones realizadas para el libro de los 40 años de historia del Zamora CF. "La gente siempre me trató muy bien y tengo aquello en gran estima", subrayaba el técnico en su día.

Durante aquella etapa, Cuervo vivió en el Hostal Rey Don Sancho y tan solo tuvo que padecer la añoranza de vivir lejos de su patria asturiana: "Hicimos una campaña histórica y solo perdimos las posibilidades de ascenso en la penúltima jornada en Palencia", indicaba el mito oviedista, que también dirigió en su día al Celta de Vigo: "Los aficionados se sabían la alineación de carrerilla y eso quería decir algo", subrayaba con orgullo.

Tras dejar Zamora, Cuervo trabajó durante más de década y media en una empresa de transportes y se mantuvo muy vinculado al Real Oviedo, un club con el que disputó casi 400 partidos oficiales y del que fue capitán entre los 50 y los 60. Su muerte ha supuesto una conmoción para el conjunto carbayón, que portó brazaletes negros en su partido del sábado en Los Cármenes ante el Granada.