Marcus Cooper Walz (Oxford, 1994) fue, sin ninguna duda, el gran protagonista de la cena de final de temporada del Club Piragua Ciudad de Zamora. Un evento al que acudía como invitado de honor para recibir de los palistas locales un homenaje más con motivo de su medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Río 2016. Un metal que, como el propio mallorquín reconoce, le ha cambiado la vida, siendo su próximo objetivo lograr otra presea en Tokio 2020. Cita a la que no descarta acudir con un compañero zamorano en el equipo nacional.

No todos los días hay un campeón olímpico en Zamora pese a que la ciudad, especialmente en el mundo del piragüismo, cuente con nombre suficiente para atraer a las grandes personalidades deportivas. "Ya hace un tiempo que quería venir. Estuve aquí de pequeño pero casi no me acuerdo, ahora espero poder aprovechar para verla en profundidad", señala Cooper sobre la capital del Duero, a la que se acercó tras la insistencia de su visita por parte de David Rivera. "Es un gran fisioterapeuta y mejor persona. Llevo trabajando muchos años con él y siempre me ha invitado a venir. Habla muy bien de la ciudad y quería venir a estar con los piragüistas de Zamora y ver lo bonita que es", explica el palista.

El vigente campeón olímpico en K-1 1.000 metros, además, cuenta con otro compañero de Zamora en la selección como es Carlos Garrote. Uno de los muchos palistas de "una ciudad con gran tradición en este deporte, cuyo nombre siempre está presente en el equipo nacional", ya que "siempre hay algún zamorano compitiendo a nivel internacional porque son muy fuertes". Motivo por el que ayer aseguraba que esperaba sentirse "muy cómodo" durante su visita.

Respecto a su compañero en el K-4 500 metros durante el pasado Mundial, embarcación que se proclamó subcampeona en Racice, Cooper afirma que Garrote "Tiene cualidades, sin duda, para estar en Tokio 2020". "Es un barco que aún no es fijo porque todavía quedan tres años para la cita olímpica y habrá muchas pruebas por el camino. Somos muchos "gallos" para ese K-4 y eso nos obligará a todos a seguir esforzándonos pero está claro que él es uno de los mejor situados para estar allí, sin duda. Lo ha demostrado en el último Mundial", razonó el flamante invitado de la cena del Club Piragua Ciudad de Zamora.

Cooper, cuyo 2017 ha sido magnífico, reconocía ayer que los Juegos Olímpicos son la meta de todo deportista y que a él, ese oro en Río de Janeiro, ha dado un giro a su carrera. "Fue cruzar la meta y cambiarme la vida de forma radical. Ahora soy mucho más conocido, especialmente en el mundo del deporte, siendo un referente para los que empiezan en el piragüismo", indicó, añadiendo: "También ha cambiado mi mentalidad a la hora de entrenar y competir porque ahora sé que todo esfuerzo y sacrificio merece la pena. Ese medalla me lo demostró y sé que si me esfuerzo puede seguir logrando más resultados. Ojalá que también en Tokio, que es mi siguiente objetivo". Una meta para la que tiene entre ceja y ceja "formar parte del K-4 500 metros", siendo secundario para él revalidar metal en el K-1 1.000 pues "es complicado compaginar ambas categorías pues se entrenan de forma diferente". Eso sí, trabajará duro por "lograr metal o incluso ganar". Quién sabe, quizá suba a lo más alto y pueda regresar a la capital del Duero para un nuevo homenaje junto a un medallista zamorano.