El París Saint-Germain, el mejor representante de la clase adinerada de clubes candidatos a derribar la jerarquía del fútbol europeo, dio ayer un golpe de efecto ante el Bayern de Munich (3-0), uno de los exponentes de la aristocracia que tiembla ante el aliento de los revolucionarios. La escuadra capitaneada por Neymar obró su particular toma de la Bastilla. El PSG, que nunca ha superado las semifinales de la máxima competición europea, desarboló a un equipo con cinco coronas continentales con un gol de Dani Alves, otro de Cavani y la puntilla de Neymar. Cierto que el Bayern tuvo más el balón (casi 70 % de posesión) y mereció algún tanto, pero su dominio fue tan inocuo como eficiente la contra parisiense.