Roberto Levas recortaba en el área tras haber botado un córner y recoger el rechace. Se iba de su par y encaraba portería buscando un aliado rojiblanco al que darle un pase de gol cuando un defensa visitante le zancadilleaba y el lateral zamorano caía al suelo. El colegiado, cerca de la jugada, se llevaba el silbato a la boca mientras uno de sus asistentes le decía que no había habido contacto. Sigan jugando.

Ni Roberto Levas ni ninguno de los demás jugadores que se encontraban cerca podían creerse que el trío arbitral no hubiera señalado la pena máxima en esa jugada. En la grada tampoco se lo creían y las protestas, continuas desde que un jugador del Uxama había derribado a Dani Hernández, minutos antes, sin opción de jugar el balón, aumentaron su intensidad. Tampoco Miguel Losada daba crédito a lo acontecido en el campo aunque, en este caso, las protestas no fueron excesivas tras estar todo el banquillo avisado de posibles infracciones una vez fue expulsado Fino.

El árbitro pitó el final, el Zamora no pasó del empate y los rojiblancos acumularon un partido más sin que le señalen un penalti a favor. Ya son 50 jornadas desde que Rubén Moreno transformara el último penalti que pitaron los colegiados a favor del Zamora, más de un año, camino de las dos temporadas y la cuenta sigue.

La racha del Zamora, aún lejos del récord nacional que está cercano a los 100 partidos, es complicada de explicar al tratarse de un conjunto que, tanto en la pasada campaña como en el inicio de esta, se han situado en la zona alta de la tabla, por lo que los rojiblancos son asiduos a pisar el área contraria.

Por el camino, desde el último penalti, el Zamora se ha proclamado campeón liguero, ha fracasado en su intento de ascender a Segunda División "B", ha vivido la destitución de Balta, ha confiado en Miguel Losada para sus últimos proyectos, ha rozado un nuevo "play off" de ascenso e inicia una liga ilusionante en la que seguirá esperando un penalti.