Allá por abril de 2014 un chico galés que valió unos 100 millones se daba una pelota en largo en Mestalla y empujado por el central barcelonista Bartra driblaba al Tata Martino en el banquillo blaugrana y enfilaba como un obús la portería de Pinto para darle al Real Madrid la Copa del Rey de ese año. Ese día Gareth Bale mostró su valor, su velocidad, su tranco y lo que le llevaría, según algunos gurús, a ser Balón de Oro cuando Cristiano Ronaldo y Messi abandonaran su tiranía. Tres años después de la deflagración de Valencia, el galés sólo ha dejado algunos destellos, goles de cabeza y muchas jornadas de baja por lesión. Lo que parecía un huracán se ha quedado en tormenta veraniega, independientemente del golazo de ayer. La pregunta es ¿qué ha pasado? Buena pregunta que nadie responde y que deja al llamado expreso de Cardiff como un jugador ramplón, inseguro y que no tiene ninguna incidencia sobre el juego en cuantos partidos disputa desde hace ya más de un año. Se puede decir (con temor a equivocarme) que Bale no es Bale desde la Eurocopa de 2016 y eso significa que el tren arrollador llega con retraso.

Me temo que las lesiones musculares (no sé cuántas, ni si era la misma repetida o eran diferentes) han diezmado su capacidad pues con solo fijarse un poquito en vez de pitarle, todo aficionado podría observar que el galés no despliega nunca toda su potencia. Como si no quisiera meter una sexta marcha que antes tenía y que ahora está como atascada.

Tampoco debe ayudar su carácter retraído pues no se le ve muy integrado en la plantilla y su condición de británico es un hándicap. Bien conocido es que los jugadores ingleses no rinden al mismo nivel cuando salen de su isla.

Razones habrá muchas y seguro que todas razonables y acertadas pero lo único que se constata es que Bale no es el que era y el Real Madrid y Florentino Pérez están teniendo un saco de paciencia con él. Otro día hablaremos de Benzema (otro que vaya tela) pero hoy sólo se puede decir que el expreso de Cardiff llega tarde y se desconoce siquiera si llegará en algún momento.