El mundo del motor está acostumbrado a tener que llorar la muerte de sus ídolos, a veces en carrera, cuando la lucha de la máquina y el hombre por ser los más rápidos acaba en fatal desenlace. Son muchos los pilotos que han perdido la vida en carrera, como Luis Salom o Marco Simoncelli, a los que Ángel Nieto conocía muy de cerca y cuyo fallecimiento llenó el padock de tristeza. Una tristeza que hace ya más de veinte años pintó de negro la Fórmula 1 cuando Ayrton Senna se dejaba la vida o que encoge el corazón de los pilotos del Dakar cuando alguno de esos aventureros perece en el desierto.

Los amantes de la velocidad tienen asumido el riesgo que conlleva su actividad deportiva y saben que, en más de una ocasión, han esquivado a la muerte en caídas que finalmente no han terminado en nada grave. Es por ello que parece una burla del destino que estos pilotos profesionales, acostumbrados a arriesgar en cada curva, hayan hallado su trágico final fuera de los circuitos, cuando en su vida deportiva ya habían cruzado la última bandera a cuadros.

Ángel Nieto vivió como su amigo y compañero Ricardo Tormo tenía que dejar las motos al sufrir un accidente antes de participar en una carrera. Aunque el golpe fue lo suficientemente grave para que Tormo tuviera que abandonar el Mundial y ser operado innumerables veces, el piloto valenciano superó las complicaciones del accidente hasta que falleciera en 1998 víctima de una leucemia.

Quienes perdieron la vida fuera de los circuitos, tras una carrera plagada de éxitos, fueron Nicky Hayden, Norick Abe o Mike Hailwood. De los tres, únicamente Abe perdió la vida sobre una moto, aunque se produjo en un accidente urbano. Hayden encontró su final montando en bicicleta y Hailwood al estrellarse con su todoterreno.

Además del mundo de las dos ruedas, los coches, en su versión rally, circuitos o raids, han visto como muchos de sus mejores campeones sufrían accidentes fuera de las carreras que acababan con su vida.

La Fórmula 1, tras perder a Ayrton Senna en Ímola, veía como hace cuatro años otro de sus grandes ídolos sufría un grave accidente. Michael Schumacher tuvo un accidente en la estación invernal de Méribel que lo mantuvo en coma inducido durante 6 meses. El 7 veces campeón del Mundial de Fórmula 1 perdió el control mientras esquiaba y se golpeó fuertemente con una roca en la cabeza, dejándole esos golpes lesiones irreversibles. Se desconoce, con certeza, el estado de salud actual del alemán, aunque se conoce que sigue siendo delicado.

Antes de Senna y Schumacher, Giuseppe Farina, el primer campeón de Fórmula 1, perdía la vida con su auto cuando se dirigía a ver un Gran Premio, ya retirado.

Otro de los campeones del Mundial de Fórmula 1, Graham Hill, se estrellaba con una avioneta en el ocaso de su carrera y fallecía.

El Mundial de Rallys también perdió a una de sus imágenes más icónicas, hasta tal punto de que Collin McRae fue la imagen de un videojuego. El británico falleció cuando su helicóptero se convirtió en una bola de fuego de la que no pudieron escapar ninguno de los cuatro ocupantes, incluido el hijo del ex piloto.

El Dakar, una de las pruebas que más víctimas se ha cobrado, vivió uno de sus pasajes más negros cuando su fundador, Thierry Sabine, se estrellaba con su helicóptero en las dunas de Malí mientras supervisaba la prueba que él mismo creó.