Alejandro Sánchez cambiaba este año el K-2 con Emilio Merchán por el K-1 para probar una nueva aventura en el Descenso Ibérico del Sella. La aventura, hasta el último porteo, le fue bastante bien porque iba en el grupo de cabeza para luchar por el triunfo en los kayaks individuales.

Sánchez llegó a un porteo que era opcional y se bajó de su embarcación para no dañarla, mientras que sus dos compañeros de carrera decidieron arriesgar y jugarse entre ellos una victoria que finalmente fue para Emilio Llamedo.

Sánchez, que además llegaba a la prueba con una fuerte gripe que le había restado fuerzas y entrenamientos, tuvo que esprintar para mantener al menos el tercer puesto y subirse así al cajón.

Además, en la línea de meta, Alejandro Sánchez mostraba su enfado por haber dividido la salida entre los K-2 y los K-1, algo que le habría perjudicado, especialmente después que se le comunicara que la salida iba a ser conjunta. El delegado provincial de piragüismo, Rubén García Pedruelo, explicaba que por motivos de seguridad en la salida se había decidido dividir entre las embarcaciones individuales y las dobles y que, en la reunión matinal, no habían existido quejas de ninguno de los participantes.

Tampoco hubo triunfo este año en la prueba grande, la de los K-2, la que tantos años vencieron Sánchez y Merchán y que este año también tuvo dos grandes ganadores al inscribir su nombre en el palmarés Julio Martínez y J.J. Becerra, que se encuentran preparando el Descenso del Sella. El once veces ganador de la prueba asturiana añade así a su extensa y exitosa carrera otro triunfo de prestigio. En categoría femenina ganaron en K-2 Blasco y Pindado.

La gran alegría para los zamoranos llegó con la victoria en el C-1 de Javier Bernal, único ganador de la provincia en categoría absoluta. Ya en categorías inferiores llegarían más alegrías para la delegación zamorana con las victorias de Kevin Cañibano en el K-1 sub 23; y de Ana Pérez en el juvenil K-1.

Otra de las grandes noticias del Descenso Ibérico del Duero la dio el protagonista oculto, el propio río Duero que, tras varias semanas con amenaza de tener muy poco caudal y dificultar la participación de los palistas, se mostró con buen aspecto y permitió incluso que algunos de los participantes salieran con kayaks y canoas de pista en lugar de utilizar las especiales para ríos.

El tiempo también fue benévolo con el Descenso Ibérico del Duero, con una temperatura más agradable que en otras ocasiones cuando el sol apretaba y permitiendo que el transcurrir desde Fresno de la Ribera se hiciera más apacible. En Villaralbo, como viene siendo habitual, se sumaron las categorías inferiores que tuvieron que hacer unos 8 kilómetros de recorrido y donde triunfó, por encima del resto de conjuntos zamoranos, el Club Piragua Ciudad de Zamora, que se consagró como el mejor club en el Descenso Ibérico gracias a los buenos resultados.