El O2 Arena de Praga enmudeció por primera vez en todo el domingo para escuchar el himno nacional español interpretado a piano. Pasaban unos minutos de las 22.30 de la noche y la emoción recorría los rostros de todas las componentes del combinado de Lucas Mondelo, que acababa de exhibirse en la final del Eurobasket femenino para deshacerse sin miramientos de Francia, un rival de altura que acabó viéndose reflejado en la sonrisa de resignación de Celine Dumerg, impotente ante el vendaval desatado por Alba Torrens, Sancho Lyttle, Anna Cruz y compañía.

En la esquina izquierda de la imagen, junto al resto del cuerpo técnico, la zamorana Susana Ferreras compartía ese sentimiento de orgullo con todo el equipo y recibía su medalla de oro en un instante que difícilmente olvidará y en el que tuvo la figura de Juan de Mena muy presente: "Me acuerdo de él todos los días, pero este era un momento especial. Sin él, nunca habría estado aquí", asegura la mujer del entrenador fallecido en septiembre del año pasado.

De hecho, durante la ceremonia de entrega de medallas, Ferreras quiso homenajear a su compañero en el proyecto de convertir la pequeña aventura del Zamarat en una de las grandes hazañas de la historia del deporte provincial y se cubrió con una camiseta en la que se podía leer "Eterno Juan, siempre conmigo". "No encuentro mejor manera de celebrar este oro que dedicárselo a él", indica la delegada del combinado nacional.

Aquella etapa en la que ambos condujeron al Zamarat a asentarse en la máxima categoría del baloncesto español estuvo salpicada por la presencia de jugadoras que aún hoy siguen al más alto nivel en Europa: "Estuve hablando con Cinili o Pirsic, que jugaban, o con Sofía Silva, que acudió como espectadora al Eurobasket", apunta Susana Ferreras, que también reconoce el mérito de la Bélgica de Kim Mestdagh: "Llevan años trabajando muy bien y su medalla es de justicia", asevera.

En cuanto a su relación con el equipo nacional, inmerso en la etapa más brillante de su historia, la zamorana destaca "el hambre por ganar" de la plantilla y el ambiente "buenísimo" que rodea al grupo en las concentraciones: "Luego juega un papel muy importante todo el trabajo que hay detrás y también la suerte", subraya Ferreras, consciente de que, en los últimos años, los cruces de cuartos "salieron cara, pero pudieron salir cruz".

No ha sido así en esta ocasión, y es que España ha sido una apisonadora en todos los cruces, incluido el último ante una Francia que partía como favorita tras su triunfo sobre las mujeres de Lucas Mondelo en la preparación: "No esperábamos un partido así, pero salió todo a la perfección y pudimos hasta celebrarlo durante los tres últimos minutos", recuerda Susana Ferreras, que acudirá "siempre que pueda" a la llamada de la Federación y que se muestra agradecida por las facilidades que le dan en su trabajo para poder formar parte de este proyecto.

En cuanto al siguiente reto, el próximo Mundial de España está ya en la mente de todos y la exigencia es cada vez mayor: "Nos asusta hablar de medallas. La clave es seguir haciéndolo bien y somos conscientes de que va a ser una experiencia muy chula aquí en casa", concluye Susana Ferreras, aún con la emoción de un oro que, como Juan de Mena, quedará en el recuerdo de todos.