Sobrado de carácter, con las ideas claras y dispuesto a hacerse respetar a base de conocimientos y resultados. Así llegó Rubén de la Barrera (A Coruña, 1985) al entonces GCE Villaralbo en el verano del 2010. Por delante, el reto de llevar a un equipo de pueblo, ya en su techo histórico, a competir con los mejores del grupo VIII de Tercera División. El play off se antojaba un reto demasiado ambicioso pero, nueve meses después, los azulones estaban jugándose el ascenso tras alcanzar el subcampeonato liguero. Los 25 años del entrenador pronto se quedaron en una anécdota y quienes desconfiaron no tuvieron más remedio que reconocer su error.

El ascenso terminó convirtiéndose en una ilusión frustrada tanto en aquella campaña 2010-2011 como en la siguiente. En ambas ocasiones, la Comunidad de Madrid fue la tumba del sueño azulón. Primero, ante el San Sebastián de los Reyes; más tarde, frente al tercer equipo del Real. Entonces, los caminos de Rubén de la Barrera y del Villaralbo se separaron pero, más allá del oasis que supuso el año de Tornadijo en la 2015-2016, la Ciudad Deportiva Fernández García no ha vuelto a vivir tiempos como aquellos.

Como cabía esperar, la carrera de Rubén de la Barrera despegó pronto. El siguiente reto, ya en Segunda División B, fue en Guijuelo, en la temporada 2013-2014. Y el coruñés volvió a triunfar. El equipo chacinero cuajó una campaña histórica y se plantó en el play off de ascenso a Segunda. Solo el Leganés de Garitano, ya en pleno vuelo hacia la élite, rompió el cuento de hadas verdiblanco. Un año en el filial del Valladolid y un efímero regreso al conjunto charro constituyeron el preludio de su asalto definitivo al fútbol profesional.

Ya en la campaña 2016-2017, al mando de la Cultural Leonesa, Rubén de la Barrera ha sido el guía de una plantilla capaz de romper una racha de 42 años sin pisar la Segunda División: "Los momentos más importantes de cada temporada son los que preceden al primer entrenamiento. Hay que confeccionar una plantilla con las ideas claras y que sacrifique el yo por el nosotros. Buscamos el sentimiento de pertenencia y luego supimos gestionar bien los buenos y los malos momentos", explica el técnico gallego.

¿El resultado? Un campeonato brillante en el que los leoneses batieron al Celta B y al Racing de Santander en una apretada pelea por la primera plaza y en la que se plantaron en la final por el ascenso ante el Barcelona B. En medio de la batalla, el primer premio para el trabajo de la plantilla fue medirse en Copa al Real Madrid campeón de Europa, que pasó como un vendaval por encima de los blanquillos, pero que dejó un poso dulce en el seno de una entidad que empezaba a paladear las mieles de otro fútbol.

Y en mayo, el ascenso. La Cultural Leonesa tumbó con claridad al filial del Barça (4-1 en el global de la eliminatoria) y firmó su regreso a Segunda: "Me considero una persona que ambiciona el conocimiento y bebe de muchas fuentes: textos, personas y ver mucho fútbol. Aplicado a mis equipos, me gusta que sepan controlar los partidos, que sean eficaces y que sepan hacer de todo", señala De la Barrera, como fórmula particular para buscar el éxito.

El próximo objetivo será dar un paso más con la Cultural: "La Segunda División es una categoría compleja y tremendamente recomendable, aunque es verdad que es una liga muy larga y tendremos que competir con muchos equipos que tienen objetivos ambiciosos", subraya el gallego, consciente de que la igualdad ha sido la tónica general del campeonato en las últimas temporadas.

A pesar de que su mente está centrada en lo que viene con la Cultural, De la Barrera no olvida su paso por Villaralbo: "El fútbol responde a ciclos y es importante gestionar los buenos y los malos momentos. Cuando estaba allí, ya decía que había que valorar lo que se estaba viviendo y había que disfrutarlo", remarca el entrenador coruñés, tras el descenso azulón.

En cuanto al Zamora CF, Rubén de la Barrera tiene claro que "la ciudad y el estadio se merecen fútbol de otro nivel", pero mientras la situación no sea la deseada "hay que crecer desde donde se está y no volverse loco". A juicio del técnico gallego, "esas categorías se abandonan o con una inyección económica fuerte o haciendo bien las cosas" y, mientras el dinero no llegue, "no queda otra que trabajar de la mejor manera, mirando a la cantera y atendiendo bien al primer equipo".

Esa es la opinión de un entrenador al alza que, a sus 32 años, continúa creciendo dentro del fútbol español. Hace siete años, cuando llegó al Villaralbo, el director deportivo de entonces en el club azulón, Millán Vieco, auguró que Rubén de la Barrera estaría dirigiendo en Primera en un plazo de diez años. Quedan tres para que llegue la fecha: "No me preocupa. Voy día a día y buscando simplemente que mis equipos sean competitivos. Los resultados ya llegarán", concluye el técnico que ha viajado de Villaralbo al fútbol profesional y que no tiene intención de parar.