El MMT Seguros regresaba ayer a la élite con una increíble victoria en "El Pandero" por 17-18 en una final de la fase de ascenso a Asobal que fue una lucha constante entre dos equipos dispuestos a no ceder un milímetro en su sueño. Una pelea en la que la fe de los zamoranos les llevó a superar todas las dificultades firmando una nueva hazaña a base de voluntad. Una gesta propia de la mitología griega, similar a la que trató de llevar a cabo Orfeo en el averno pero que los "Guerreros de Viriato" consiguieron finalizar con éxito. Una gloria propia del que no mira para atrás, del que solo piensa en el futuro y convierte su ilusión en realidad a base de trabajo.

Con un fallo por equipo y el gol del infalible Mouriño Mouriño a los dos minutos de juego arrancó una final llena de tensión en la que Palma del Río, como anfitrión, contaba con el favor de una grada repleta de enfervorecidos hinchas, a veces en exceso. Pese a ello y el calor de El Pandero, un auténtico infierno, el MMT Seguros saltó al campo como lo hizo en semifinales: concentrado al máximo y dispuesto a dejarse la vida por el ascenso.

Especialmente firmes en defensa, los zamoranos tomaron ventaja en el marcador con un 0-4 a los seis minutos que obligaba al anfitrión a pedir tiempo muerto. Y es que, los cordobeses, no podían superar la línea de un equipo pistacho lanzado al contragolpe con Ceballos y Fafa gracias a las paradas de Leo Maciel.

A la vuelta del asueto, Morales rompió la buena racha visitante desde el extremo. Un tanto que inició la reacción andaluza, quienes rápidamente redujeron distancias ante la falta de acierto de un MMT Seguros que pasaba muchos apuros en el ataque posicional. Además, para colmo de males, Octavio fallaba un siete metros y en la siguiente jugada local el duelo volvía a igualarse (4-4, m. 11). En pleno atasco llegó el clásico gol de Jortos en apoyo, al que siguió un fugaz contragolpe de Fafa con el que el MMT Seguros tomaba aliento y recuperaba la calma inicial para poner tierra de por medio y llegar al cuarto de hora dominando la igualada final (4-7, m. 15).

Pese a ir por delante, el cuadro de Viriato no quería bajar la intensidad de su juego, especialmente en defensa, donde se aplicó al máximo, sufriendo por ello algún fallo en ataque con el que bien podía haber encarado el tramo final más desahogado. Palma del Río no iba a tirar la toalla frente a su ruidoso público y lograba enfilar la recta final del primer acto con igualdad (7-7, m. 20).

Unos últimos compases en los que ARS Palma del Río, con un siete metros, se puso por primera vez por delante en el partido aprovechando los peores minutos de un equipo zamorano que sufría su primera exclusión poco después. Una circunstancia que unida a las paradas de Manu López obligaron al primer gran esfuerzo al MMT. Un reto que superó con nota aunque sin igualar el duelo por su falta de acierto y por un criterio arbitral que anulaba sus opciones. El marcador quedó fijo en el 9-8 con el que se había entrado en la recta final.

Las espadas estaban en todo lo alto, la temperatura subía aún más en el infierno cordobés pero no por ello los "Guerreros de Viriato" iban a dejar de creer y de luchar por regresar a la élite, categoría que una vez más demostraron merecer. Porque pese a los malos momentos o dificultades, no ceden en su empeño sin perder un ápice de la deportividad y calidad que les caracteriza.

Por ello, pese a empezar con un hombre menos en pista, el MMT salió dispuesto a todo en una segunda mitad que arrancó como la primera, con un gol de Mouriño. El argentino, con dos escorzos, se mostraba como una buena solución ofensiva para un equipo con más apuros para defender al anfitrión. La pelea era de alto nivel pues, a un buen gol zamorano, correspondían los locales. A una parada de Leo Maciel desde los siete metros, daba réplica Manu López. No había cuartel en la batalla ante la sensación de vivirse minutos decisivos en el partido. Un tramo en el que los zamoranos tuvieron varias oportunidades para recuperar la delantera en el tanteo, incluido un gol de Octavio al que señalaron una dudosa falta en ataque (12-12, m. 40).

La zaga del MMT Seguros había vuelto a funcionar pero, por desgracia, su ataque estaba estancado. Necesitaba romper sus ataduras en posicional, hacer dudar a Manu López (colosal tras el descanso), un premio a su encomiable renuncia a capitular. Recompensa que encontró en una gran penetración de Octavio para volver a liderar el choque.

El tanto podía dar alas al equipo de Viriato pero, entonces, Palma del Río rompió el ritmo visitante con la lesión de Joel. Un parón que descentró a Abalós a la hora de ejecutar un siete metros clave cuando los andaluces andaban con uno menos en pista. Los locales salieron airosos del aprieto y pusieron las tablas en el marcador de cara al último cuarto de hora (13-13, m. 46).

Sin espacio para el error Manu López volvió a impulsar a los suyos desde la portería. Pese a ello, los pistacho se las arreglaban para mantener sus opciones, como con un salto de Peli desde el extremo o un gran gol de Adrián. Hasta cuando un trallazo de Casado y un mal tiro de Guille permitían a los locales tener opción de colocarse a dos goles, aparecía Jortos con un robo de balón que permitía a Ceballos poner el empate a 16 a falta de cuatro minutos.

Era la hora de la verdad y entonces apareció Leo Maciel. Era el turno del argentino, que con su sempiterna calma detuvo tres disparos consecutivos de los cordobeses en un duelo en el que estaba en juego su sueño de competir contra sus actuales compañeros el próximo año. Uno que nadie le iba a arrebatar. Tres acciones vitales del arquero que, junto a un gol de Mouriño, dejaban al MMT Seguros al borde del ascenso a falta de 50 segundos. Momento en el que García Valiente solicitó un tiempo muerto para montar una jugada que, con fortuna, llegó a Ceballos que la metió y puso a su equipo con dos goles de renta. Un gol decisivo, para la historia, que hizo intrascendente la exclusión posterior del Fafa. Los "Guerreros de Viriato" volvían a su lugar. A la élite. Zamora volvía a Liga Asobal.