Si el fútbol fuera una ciencia tan exacta como las matemáticas o, al menos, tan fiable como la meteorología, este artículo podría haber sido escrito hace varias semanas porque hace ya mucho tiempo que todos sabíamos que el Real Madrid sería campeón de Liga. Si el fútbol fuera algo tan racional como la filosofía de Descartes o las costumbres de Sheldon Cooper, este artículo podría haber sido escrito en el minuto 2 del partido Málaga-Madrid, después del gol de Ronaldo, o en el minuto siete del partido Barça-Eibar, tras el golazo de Inui, o ya definitivamente después del gol de Benzema o el descomunal remate de, otra vez, Inui. Pero como el fútbol es una ciencia tan exacta como la economía, que sólo acierta cuando explica los hechos que ya ocurrieron, y algo tan racional como las opiniones de Dalí en pleno episodio paranoico-crítico, escribo este artículo cuando ya sabemos que el Madrid es campeón de Liga y el Barça, no.

El fútbol no es matemático ni racional, pero que haya esperado hasta el último momento para escribir este artículo no significa que, como buen culé curtido en el sentimiento trágico de la vida, confiara en uno de esos milagros que a veces acercan el balompié a la religión. No puede haber milagros a favor del Barça cuando enfrente está Zidane, el hombre-medicina blanco al que se le caen las victorias de los bolsillos como a Iniesta le salen pases de lujo de las costuras. Este artículo está escrito cuando todo el pescado de la Liga está vendido porque tenía curiosidad por saber si había alguna manera, divina o humana, de que el Barça metiera un gol a Yoel o que el Málaga de Míchel batiera a Keylor Navas. Lo del Barça ante el portero del Eibar parecía uno de esos casos que Iker Jiménez saca a pasear en su descacharrante "Cuarto Milenio", y lo del Málaga la versión futbolística del "no es no" de Pedro Sánchez. En todo caso, las dificultades paranormales del Barça ante Joel y la seguridad si no matemática al menos meteorológica de que el Madrid no perdería con el Málaga, permitieron que los culés nos concentráramos en cosas más importantes como la despedida de Luis Enrique del Camp Nou y el hermoso recuerdo del gol de Koeman en Wembley, hace ahora veinticinco años. ¡Ah!, al final el Barça pudo con Yoel, el Málaga no pudo con Keylor y el Madrid es campeón. Pero qué golazo, el de Koeman.