La historia de Sebastián Ceballos (Santiago de Chile, 1992) es la de un chico de veinte años que tomó la decisión de aparcar una vida acomodada para pelear por el sueño que le acompañaba desde niño. En el verano del 2013, el prometedor extremo sudamericano abandonó su país y su continente, y puso un océano de por medio con familia, amigos y pareja. Todo por iniciar la aventura del balonmano en Europa.

Esa decisión le llevó a Zamora, donde el proyecto del MMT Seguros había alcanzado, por fin, la ansiada División de Honor Plata: "Cuando llegué, creí que era bueno, pero me di cuenta de que, en realidad, era muy malo. Pasé de jugar sesenta minutos a no ir convocado en los dos primeros partidos y a salir diez o quince minutos a partir de entonces", explica Ceballos, que formó parte del clan de los tres chilenos junto a Diego Reyes y Esteban Salinas.

Durante esta etapa inicial, Ceballos reconoce que las dudas sobre la idoneidad de su decisión le costaron noches de sueño y reflexión, en una temporada en la que se dedicó por entero al balonmano. En Chile, había dejado congelada la carrera universitaria que cursaba, Ingeniería de Minas. El sufrimiento, el aguante y el duro proceso de aprendizaje valieron la pena. Al final de la temporada, el Balonmano Zamora consiguió, en Santander, el ascenso a Liga Asobal. Llegaba la élite.

El cambio de categoría llegó acompañado de otra buena noticia para Ceballos. Gracias a la ayuda de Iñaki y de Miguel Camino, que cursaba los mismos estudios, el chileno pudo matricularse en Ingeniería Civil, una carrera que sigue compaginando con el club y con las concentraciones de la selección chilena que, en ocasiones, le obligan a dejar aparcadas asignaturas para otro momento más propicio.

La experiencia en Asobal duró una temporada y curtió a una plantilla que regresó a Honor Plata convertida en un equipo muy complicado de batir. Ya sin Salinas, que puso rumbo a Benidorm en el verano del 2015, el rol de Ceballos cambió a partir de enero cuando la lesión de Camino le abrió las puertas de la titularidad. La marcha del extremo vallisoletano al final de la temporada terminó por confirmar el aumento de la responsabilidad sobre los hombros de un jugador que se quedó como el último superviviente chileno tras la marcha de Reyes a Ciudad Real.

Pero esa salida no fue la única que se produjo tras la fase de ascenso de Irún: "Al inicio de este año, pensé que iba a estar muy solo. Se marcharon Molina, Andrés, Diego y Rodri, Peli se mudó a Valladolid y, aunque todo está bien con la gente nueva, aproveché para centrarme más en los estudios. Tengo más asignaturas y quiero acabar cuanto antes. Ver como otros jugadores como Salinas progresan me anima a hacerlo también", subraya Ceballos.

Así, arrancó un año diferente para el '2' del Balonmano Zamora. Con más peso en el equipo y más implicado en la Universidad, su rendimiento en ambos campos ha crecido de forma exponencial durante este curso. En el ámbito deportivo, el chileno ha cerrado la temporada regular con 82 goles y una media de tres por partido. Es el extremo que más veces ha visto portería de la plantilla: "Dependo mucho de los pases, por mi posición, pero siempre he sido consciente de mi protagonismo tras la marcha de Camino", apunta el jugador pistacho. En ese expediente goleador ha jugado un papel clave su capacidad para marcar a la carrera: "Cuando entro a la pista, ya salgo concentrado en salir al contragolpe", reconoce Ceballos, que ha formado una sociedad de lujo con Leo Maciel. Como si de fútbol americano se tratara, el portero argentino en el papel de quarterback y el extremo chileno como receptor se han dedicado a amargarle la vida a los rivales con acciones tan fugaces como certeras: "Al principio le costaba, pero ahora no falla ni un pase. Solo tengo buenas palabras para él", recalca el menudo jugador pistacho al hablar del arquero de la albiceleste.

Esta será, sin duda, una de las armas que intentará explotar el Balonmano Zamora en las semifinales del play off ante Torrelavega: "Yo prefería este cruce antes que Alcobendas. Son un equipo muy parecido a nosotros y Alcobendas es más imprevisible, corre mucho y, si pasáramos a la final, llegaríamos muy cansados", justifica Ceballos, que advierte igualmente de la dificultad del partido, pero que se muestra convencido de las opciones de los suyos: "Saldremos a ganar con todo y a ascender".

Con esta mentalidad, la misma que le llevó a ser subcampeón del Panamericano y a rozar el pase a octavos en el Mundial con Chile, el extremo pistacho afronta una tentativa de ascenso que le hace "más ilusión que nunca". Con otro grado de madurez, el objetivo es jugar el año que viene en Asobal con el Balonmano Zamora, pues "seguir en el club es la prioridad", aunque no haya nada cerrado. Será un reto complicado, pero... ¿y si pasa?