Ni el mejor guión de Tarantino hubiera sido capaz de superar el año que le esperaba al Aquimisa Laboratorios Queso Zamorano CB Zamora en su debut en LEB Plata, aunque bastante culpa de que el equipo confiara hasta el final en la salvación la tiene Saulo Hernández, alma mater de un equipo en el que la misma inteligencia que mostraba en la pista en sus años de jugador, la muestra ahora desde el banquillo. Saulo se ha metido a la ciudad en el bolsillo con un baloncesto atractivo y un grupo de jugadores que pasean por la geografía española unos valores con los que busca identificarse el club.

-Han pasado ya unas semanas desde que el equipo lograra la salvación, ¿eres ya consciente de lo que se ha logrado?

-Yo creo que conscientes de la salvación fuimos desde el momento en el que el árbitro pitó el final del partido, pero sí que es verdad que lo que más me ha alegrado de estas semanas es que mucha gente me ha felicitado. Gente conocida y otros con los que no tengo relación te felicitan y te recuerdan pasado un mes que lo que hemos conseguido está fenomenal. Son gente que ha estado en el Ángel Nieto en el último partido, que te han seguido, que han disfrutado y ahí es cuando te das cuenta de que la repercusión de lo que logramos ese sábado fue grande.

-¿Le hacía falta al CB Zamora poder festejar la salvación en la pista ya que el pasado año no pudo celebrarse el ascenso?

-Sí, totalmente de acuerdo. Hace poco un amigo me decía que aunque ha sido muy sufrido, no existía un mejor guión para nosotros en esta primera temporada en LEB plata. La verdad es que muy pocos equipos a excepción de Sammic que ascendió, y del otro conjunto que ascienda, habrá pocos conjuntos que acaben la temporada con tan buen sabor de boca como hemos acabado nosotros porque al final cuanto más te cuesta algo, más lo disfrutas y a nosotros nos ha costado mucho.

-¿Cómo fue la sensación ese último día?

-Es difícil de explicar para alguien que no viera el partido. Un pabellón puede estar lleno, pero puede estar lleno de aficionados que tienen la pasión normal de un partido pero ese sábado todo el mundo estábamos enchufados y ansiosos por animar cada canasta y el ambiente que se vivió hacía muchos años que no se vivía en Zamora.

-¿Puede ser esta salvación el acicate para que vuelva a existir esa pasión que había con el baloncesto en la ciudad?

-Todos dentro del club estamos ilusionados con que ese haya sido el click pero no vamos a saberlo hasta que empiece la próxima temporada. Creo que la sensación ha sido inmejorable y ahora es labor nuestra el tratar de conformar un equipo de garantía y que el año que viene se mantenga esa identidad que hemos tenido a lo largo del año que es lo que creo que ha enganchado: el luchar, el dar la cara, el no dar nunca un partido por perdido. Ahí vamos a ver si este partido contra Albacete es el detonante.

-¿Cómo fue el verano pasado con la aventura de una categoría nueva con uno de los presupuestos más bajos?

-Ese verano fue duro, fue muy duro. De los seis años que llevo entrenando, el verano pasado fue el más complicado con diferencia porque la estructura que tenemos no es aún lo profesional que debería ser y hacemos todos un poco de todo para sacar el barco adelante. El problema que nos encontramos es que no fue duro en la pista, eso fue más adelante, el problema es que para arrancar el salto de EBA a LEB es grandísimo a todos los niveles y para arrancar nos fuimos encontrando con piedras, alguna muy grande, que te generaba un cierto estado en ansiedad porque no veías la posibilidad de saltarlas y de empezar a jugar. Va un poco hilado con lo de antes, ese sufrimiento hace que luego disfrutes más de la salvación.

-El equipo empieza a competir pero se le resisten las victorias. ¿Cómo se vivía dentro del club?

-Yo creo que ha habido tres fases dentro de la temporada. El primer son los seis primeros partidos del club en LEB Plata en los cuales nos ganan con relativa facilidad, perdemos de una media de 17-18 puntos, lo cual es mucho en baloncesto. El segundo bloque iría desde la primera victoria que conseguimos frente a Sammic hasta el final de la primera vuelta o el inicio de la segunda, contra Cambados, cuando despedimos a Nyla Forbes. Ahí enlazamos tres victorias consecutivas y ganamos otra a Gandía. Ahí la sensación es que somos capaces de competir pero que unas veces ganas y otras pierdes.

El tercer bloque sería en los últimos 14 partidos de liga, en los que el equipo cada día va subiendo un peldaño y eso nos permite ser competitivos en absolutamente todos los partidos ya que no ha habido ningun partido de esos 14 en los que el rival haya llegado a los dos últimos minutos habiéndonos ganado el partido. Ahí tenemos una racha malísima de suerte, en la que encadenamos seis derrotas consecutivas y una racha muy buena en la que ganamos los últimos seis. Sin embargo, el trabajo que se hace en este tramo es muy parecido ya que no creo justo el juzgar un trabajo porque en los últimos minutos entren o no dos canastas.

-¿Cómo se convence a la plantilla de que la remontada es posible cuando hace falta ganarlo todo?

-Cada entrenador tendrá su manera pero a mi me ayuda mucho el no mentir a los jugadores nunca. Cuando les digo algo es porque realmente lo creo y se lo digo cuando ganamos, cuando perdemos, cuando atravesamos rachas malas y cuando las atravesamos buenas. Recuerdo que el lunes posterior a Granada, que es el último partido que hemos perdido este año, era la situación crítica: estamos últimos, a cuatro victorias de la salvación y venimos de encadenar seis derrotas consecutivas. Absolutamente todo el mundo nos daba por descendidos, incluso entre los jugadores había esa sensación. Ese día sustituimos el entrenamiento por una sesión de video en la que mezclamos situaciones de baloncesto en las que se habían dado imposibles con las razones por las cuales yo creía que era posible, enseñándoles como jugábamos antes y como estábamos a jugando a día de hoy. Yo creo que eso al jugador le ayudaba a ver que no era que un loco les estuviera diciendo que esto se podía hacer, sino que otras veces se habían conseguido cosas similares y que la progresión que llevábamos era buena. Si sabemos que esto puede pasar, ¿por qué nos vamos a rendir? Si podemos luchar, luchemos. Es cierto que suena más sencillo ahora que en ese momento.

-¿Cuál fue la clave de la temporada?

-La clave fue la confección de la plantilla. El verano anterior le das vueltas a qué escenarios podía encontrarme y me imaginaba que podíamos pasarlas canutas y cuando eso pasa, el entrenador necesita que el vestuario vaya a muerte con él. Si el vestuario duda de la capacidad del entrenador es muy difícil sacar adelante el barco. Por eso en la confección de la plantilla yo recupero a jugadores que han tenido un rol secundario en la pista pero que han sido absolutamente fundamentales fuera de ella: Dani García, Dani López, Sergi Llufriu, Stefan Asanin, Javi Cardito aún lesionado? Son jugadores que no han tenido los focos de Sango Niang, Will Perry o Chris Hansen pero que han sido fundamentales para que las cosas, cuando no iban bien, acabaran saliendo adelante.

-¿Es la victoria en Ávila el momento en el que la plantilla empieza a creer en lo que les está contando el entrenador pese a la situación en la que está la clasificación?

-Sí, porque además fue nuestro mejor partido de la temporada en una cancha muy difícil. Un equipo que había sido finalista el pasado año y que este año ha acabado quinto. Y ganamos, además, con autoridad. Entonces, al entrenador le ayuda mucho que la semana que les dices que esto puede ser, ganes al quinto clasificado.

-Si en verano se sienta alguien contigo y te cuenta el guión de la temporada, ¿Qué le dirías?

-No se me ocurriría este guión porque sería demasiado retorcido. Puedes hablar del último partido, de que pierdes de 20 y ganas. Puedes hablar de lo que lo pasas mal durante el año y de que vas último pero es que hemos ganado en los últimos seis partidos más que en los 24 anteriores. En los primeros 24 ganas cinco y luego vences en los seis últimos. Si alguien me cuenta eso, pues fenomenal porque el final va a ser fantástico, pero me cuesta creer que vaya a ser así.

-¿Qué le supone al Aquimisa Laboratorios Queso Zamorano perder a un jugador como Cardito a principio de temporada?

-La lesión de Javi Cardito nos trastoca mucho. Es un jugador que entiende el baloncesto como lo entiendo yo y estoy seguro de que habría ayudado a aclimatarnos a la categoría mucho antes de lo que lo hicimos. Pero sobre todo por lo que nos cambia la configuración de la plantilla es porque tuve que sustituirle y no íbamos a haber hecho tantos fichajes exteriores y hubiéramos tenido algún interior más. En ese sentido la plantilla quedó un poco descompensada.

-¿Y desprenderse de Nyla Forbes en enero?

-Lo de Nyla ha sido una demostración de que el equipo debe estar por encima de las individualidades. Fue una decisión complicada porque vas último, es el quinto máximo anotador de la categoría y todo el mundo lo señalaba como el jugador con más talento de la plantilla, con experiencia y un fichaje llamado a ser una referencia. Sin embargo, cuando tienes la sensación de que está restando más que sumando no te queda otra que apostarlo todo a una carta y apostar por el grupo. Luego todo el mundo nos decía si íbamos a fichar pero aquellos jugadores que podíamos fichar no iban a aportar lo que esperábamos. Fue una apuesta por el colectivo, por el trabajo diario y tremendamente satisfecho de que esa apuesta diera sus frutos.

-¿Cuáles son los planes del CB Zamora para este verano, de cara a la próxima temporada para seguir creciendo?

-En lo deportivo, la sensación que tengo hoy como entrenador y como club respecto a la que tenía el pasado año no se parecen en nada. Eso no es sinónimo de éxito pero también es verdad que de los siete equipos que este año han estado abajo, seis veníamos de EBA. No es sólo nuestro problema de inexperiencia, eso nos ha pasado factura a todos. En lo deportivo lo ideal es que diéramos un paso adelante y que nos asentáramos en la categoría sin pasar los problemas que hemos sufrido este año. En lo social creo que este año hemos dado un paso adelante importante. La repercusión que ha tenido el club a todos los niveles no tiene nada que ver con el año anterior y vamos a trabajar este verano en ello.

-¿Cómo se puede retener a unos jugadores que han tenido muy buen rendimiento y que tendrán muchas novias el año que viene?

-Es complicado porque la repercusión en LEB, con sólo 16 equipos, es mayor pero esperamos que, igual que nos pasaba en EBA, los jugadores vean que mejoran, que se han revalorizado con nosotros y eso nos ayude. Además hay jugadores, como Hansen, no sólo por cómo juega sino porque transmite una imagen y una identidad del club que hace que la gente se identifique con él. No creo que haya un solo aficionado que quiera que no esté Hansen con nosotros el próximo año por esos valores que transmite a los aficionados en la pista.